-CAPÍTULO 6-

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Raynard

Después de la acalorada conversación con Davina me fui a mi casa cagando ostias. Tener aquella discusión con ella había sido como varios golpes en los eier (huevos). Me puse ropa de deporte y corrí hasta mi gimnasio, dos horas dándole al saco de boxeo sin descanso, dos horas en las que mi mente solo podía pensar en mi maldito pasado.

Jamás pude superar que mi familia entera fuera asesinada en la fiesta de cumpleaños de mi abuelo paterno. Mi padre era un empresario que tomo malas decisiones en su vida respecto a quien pedir dinero para que su empresa de tecnología no se fuese a la mist (mierda). Los mafiosos que atacaron mi casa acabaron con la vida de todas las personas que permanecia ahí en una emboscada, mi madre me escondió debajo de su cuerpo protegiendo mi vida con la suya. Cuando mataron hasta el ultimo perro se fueron sin dejar rastro, sin dejar una gefickt (jodida) pista. A la hora me levanté de ahí y comencé a deambular por la carretera encontrándome con Walt y Sofie en uno de sus coches junto con Jakob. Les conté todo, fueron allí a comprobar mi historia y me acogieron, me dieron un nuevo hogar. Me pegue diez años yendo a un psicólogo, y aun así hoy en día, seguía recordando aquel momento, aquel fatídico día. Solo tenia siete años ficken (joder). Hoy tenia veintisiete años y volví, después de mucho tiempo, volví a sentirme abandonada.

Perdido.

Cuando Davina se fue, cuando me dejo, un enorme vacío se instaló en mi pecho. Yo sabia de sobras que no debía de haber tenido ningún tipo de sentimientos hacia ella, lo peligroso que era para mí mismo hübsch, y, aun así, no gane la batalla interna entre el corazón y la razón. No quería que le pasase lo que le paso a mi familia, sentía una enorme necesidad de protegerla.

Y de la excesiva protección la perdí.

Sabia que tenia que mejorar, que tenia que aprender a soltar, pero me costaba.

¿Cuándo me pregunto que si no podía quererla así? Ficken (joder), nunca la deje de querer. Verla tan fuerte, tan segura de sus movimientos me encantaba, pero me preocupaba que se perdiese ella misma con las muertes que ejecutaba. Matar no era fácil para nadie, excepto para los psicópatas, y ella era nueva en esto.

¿Perdonarla? La perdone el día que bajo del avión, estaba resentido y dolido, pero en el fondo de mis adentros entendía sus decisiones y aun así el orgullo parecía que ganaba nuestras discusiones. Me sentía orgulloso ficken (joder), ella tenia el poder para destruirme y eso me aterraba.

Cuando se fue me pegue meses bebiendo hasta la saciedad, hasta quedarme totalmente inconsciente. Mataba a cada impedimento que se me ponía en frente, no les daba el beneficio de la explicación, acababa con ellos como quien cascaba una nuez. Golpe seco y mortal.

Después de darme una larga ducha me puse un pantalón vaquero negro, una camisa blanca que arremangué hasta los codos y unas zapatillas de blancas. Antes de aquello me había peinado el pelo hacia atrás y lavado los dientes. Sali de mi habitación con la mente divagando cuando al bajar las escaleras me encontré a Irma con un vestido ceñido y corto esperándome con una gran sonrisa.

-        Sieh nur, wie gut du aussiehst. (Mírate que guapo.) – Le sonreí dándole un beso en la mejilla.

Irma había sido nuestra amiga desde siempre, hacia años que no nos veíamos por trabajo, y sin embargo aquí estaba para la boda de su amigo.

-        Ihr Mädchen? (¿Tu chica?) – Le pregunte poniéndole la mano en la espalda dirigiéndole a la puerta principal.

-        Damia kommt morgen, heute hatte ihre Großmutter Geburtstag. (Damia vendrá mañana, hoy era el cumpleaños de su abuela.) – Asentí abriendo la puerta para que saliese ella primero. - Sie freut sich darauf, Sie zu sehen. (Ella tiene ganas de veros.)

El Ángel del Diablo. | II DIABLO |Where stories live. Discover now