-CAPÍTULO 7-

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Davina

No nos habíamos canteado del sitio. Infierno estaba realmente cabreado con lo que Kaito había dicho, y le entendía. Acababa de afirmar que uno de sus hombres le estaba traicionando, la mafia alemana no tuvo un buen año con tantos ataques sorpresa, eso no incentivaba nada en la reputación que les precedía, y que ahora le viniesen con eso podía provocarle una ira explicable.

No obstante, era algo bastante creíble, es decir, en muchos de los ataques de estos meses atrás, e incluso el del hospital de hacía unos días, los turcos estaban ahí esperándonos como si supiesen nuestra ubicación exacta. Lo que da de pensar que quizás sí que haya alguien de gran confianza chivándose de las posiciones en las que nos encontrábamos.

-        ¿Quién se supone que es? – Musito entre dientes Jakob.

Mis manos seguían posadas en el pecho de Raynard, sonrojada las baje sin apartar mi cuerpo del contacto del suyo, era agradable sentir el calor que irradiaba hacia mí.

-        No lo sabemos, pero tenemos una grabación. – Saco el móvil y se acercó hasta donde estaba Jakob. – Esta encapuchado.

Raynard en dos zancadas estaba al lado de su amigo mirando atentamente las imágenes que le estaba mostrando Kaito en su móvil. La mandíbula de Diablo se apretó a medida que los segundos pasaban, mire a Molly quien me miraba con los ojos abiertos asintiéndome con la cabeza.

Había un traidor.

Pero, ¿quién? Tenía que ser de los hombres de confianza de ellos. Subordinados nombrados jefes de los hombres que tenían, y de esos solo tenían dos.

Igor y Andreu.

Fruncí el ceño alejando esos nombres de mi cabeza, ellos no podían ser. Eran fieles a sus jefes, tanto que habían puesto su vida en peligro por Infierno y Diablo. No tenía ningún sentido.

-        Mist, mist. (Mierda, mierda). – Gruño Jakob revolviéndose el pelo bruscamente. - Ich wearde diesen Mistkerl finden und töten. (Pienso encontrar y matar a ese hijo de puta.)

-        Wir werden. Aber jetzt wartet deine Frau dort auf dich, Bruder. Ich kümmere mich morgen darum. (Lo haremos. Pero ahora tu mujer te está esperando ahí hermano. Mañana mismo me pondré a ello.) – Lo que fuera que le dijo Raynard le apaciguo, pues abrió sus manos relajando los músculos de estas.

-        Sie haben Recht. (Tienes razón.) – Giro su cuerpo hacia mi amigo japones. – Mañana me gustaría que tuviésemos una reunión en mi casa.

Note como le costó pedir aquella cosa hacia Kaito, sabia de sobras que todavía no confiaban totalmente en su mafia, pero estaba segura de que acabarían haciéndolo. Estos nueves meses fue mi mejor amigo, es verdad que al principio me costo confiar en él, pero poco a poco se gano formar parte de mi vida. Le quería, le quería de verdad, muchas veces me era imposible no compararle con Derek por como me trataba. Me consideraba su amiga, su hermana, y eso era algo muy grande.

-        Bien. Nos vemos mañana por la mañana. – Kaito asintió haciéndole un gesto a sus hombres para que le acompañasen.

Mire de reojo a Molly, podía ver la guerra interna en sus ojos, no sabia si ir hacia los japoneses o quedarse ahí con Igor. No obstante, yo tenia claro que iba a hacer en ese mismo instante. Me separe del grupo y comencé a andar hasta los japones, note como me agarró Raynard sutilmente, este se había apretado más de la cuenta, y aun así me soltó dejando ir hacia mis amigos. Kaito me miraba con una pequeña sonrisa, esa sonrisa ladeada tan típica de él. Abrió los brazos rodeándome por completo, me apretó contra él con fuerza. Suspiré cansada, Kaito me había estado escuchando durante días y días, había sido mi psicólogo, amigo e incluso saco de boxeo cuando tuve ataques de rabia al principio del todo. Sus métodos al comienzo cuando me estaba enseño a luchar no eran muy amigables, hizo que la rabia contenida sobre Landon y Derek saliese a golpes, golpes hacia él.

El Ángel del Diablo. | II DIABLO |Where stories live. Discover now