| | Cap. 1 : Quiebre | |

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Higuchi se sentía extraña.

¿Qué estaba pasándole en esos días? no estaba comportándose como ella misma.

Sentía que se estaba volviendo loca.

Se descubría a sí misma pensando en Akutagawa, de pronto quería pasar más tiempo con él y hasta se sentía inusualmente feliz cuando se encontraban juntos.

Habían pasado diez años desde que se conocieron y seis desde que se volvieron una pareja.

Akutagawa era un muy buen novio, muy obediente, quizás no era muy bueno para expresarse, pero siempre estuvo para ella cuando lo necesitó, y lo apreciaba.

Tal vez demasiado.

Realmente amaba a Akutagawa.

Quizás demasiado.

Había algo que no la dejaba estar tranquila.

Y tardó en darse cuenta de que ella misma era quien no la dejaba estar tranquila.

Akutagawa siempre fue torpe para expresar sus sentimientos, pero no siempre fue violento.

Al inicio no era el tipo de chico que disfrutaba de meterse en peleas físicas, no era temido, de hecho, muchas veces lo molestaban y él ni siquiera se defendía.

Higuchi había sido quien lo había vuelto así.

Ella lo había incitado a defenderse, ella había transformado a ese cachorro en un perro violento.

No importaba la felicidad que le causaba estar con él, la culpa era mucho más grande y la carcomía.

Entre más amaba a Akutagawa Ryuunosuke, menos podía perdonarse por lo que le había hecho.

Por eso estaban ahí en ese momento.

—dejemos esto aquí, Akutagawa.

Pudo ver el desconcierto en aquel rostro usualmente inexpresivo.

Era como si tratara de digerir esas palabras.

—¿De qué estás hablando, Higuchi? —aún pese a la carencia de emoción en sus palabras, había un leve temblor en ellas—. No juegues con esas cosas.

—estoy hablando en serio —trató de sonar lo más serena posible.

Esto no era algo que ella quería, pero había sido suficiente.

Higuchi siempre fue consciente de lo mal que Akutagawa se sentía con algunas de las actitudes que tenía con él, desde ignorarlo días completos hasta hablar con otros chicos con tal de ponerlo celoso.

Y pese a saberlo, lo seguía haciendo.

Le hubiera gustado darse cuenta antes de que Akutagawa no merecía eso.

Merecía algo mejor.

Quizás, de haberlo visto con anterioridad, ese momento no estaría siendo tan difícil.

—terminemos.

—¿Por qué? —insistió—. ¿Te hice algo malo? ¿Hay algo que no te gustó?

Podía notar un dejo de pánico en la voz ajena.

Apretó los labios y frunció el entrecejo.

《Deja de hacerme esto tan difícil》 pensó ella.

Akutagawa se veía como un perrito al que estaban a punto de abandonar.

Pero ella debía mantenerse firme.

—¿Qué no estábamos bien ayer...?

—estuve pensando mucho ayer por la noche. Me cansé de ti, así que quiero que terminemos ahora.

Mentira.

Otra de sus, muchas mentiras.

Una sonrisa nerviosa apareció en los labios del muchacho, que se acercó a ella con expresión descompuesta.

—Higuchi, ahora sí me engañaste. No puedes ser tan cruel...

Era casi como si tratara de convencerse a sí mismo de ello.

La rubia se mordió el labio inferior y frunció el entrecejo.

La única forma de terminar con ello era demostrándole lo contrario.

—¡¿No puedes entender algo tan simple o qué?! —espetó, ganándose una mirada desconcertada de parte de Akutagawa. Desvió la cabeza fingiendo molestia—. Te dije que me cansé de ti, ya no me gustas ni un poco, rompamos ahora.

Aún pese a la hostilidad en su voz, Higuchi también sufría en su interior.

—entiéndelo, ya no hagas preguntas...

Sus palabras quedaron en el aire y su pequeño acto se quebró cuando miró de soslayo a Ryuunosuke, descubriendo una expresión herida en sus facciones y caminos de lágrimas escapando de sus ojos como un par de cascadas.

《Por favor... no seas así... 》

Siempre fue consciente de que Akutagawa haría lo que fuera por ella, y se aprovechó de eso en más de una ocasión.

Jamás se había percatado de a qué grado eso podría llegar.

Y teniendo en cuenta que, en diez años de conocerse, jamás lo había visto llorar, se había dado cuenta de que lo estaba haciendo sentir como si su vida estuviera escapándose entre sus dedos.

Aunque le dolía, eso solo le hizo entender que con mayor razón tenía que hacer eso.

No importaba cuanto sufrirían ambos.

Akutagawa rápidamente se cubrió el rostro con el antebrazo.

—mis lágrimas corrieron por sí solas... no puedo soportar esto, Higuchi —él tiró de su brazo, en un intento desesperado por evitar que se fuera—. Lo siento... perdón, perdóname Higuchi. En serio te amo, sé que soy muy malo para expresarlo... pero no quiero que me dejes, así como así... haré lo que sea, por favor dame una oportunidad.

Ella apretó los labios.

No podía seguir viéndolo así, era demasiado para su corazón.

Pero...

—puedes estar enojada conmigo, puedes regañarme... pero no me dejes así... no puedo soportarlo.

Ella le hacía daño.

《 No puedo seguir contigo...》

Ella lo había convertido en eso, jamás lo había visto así porque él no era así.

Y, sin embargo, ella lo había hecho sentir como si no fuera nada sin ella.

¿Desde cuándo Akutagawa se había sentido así?

Eso solo la hacía darse cuenta de que jamás había pensado en lo que él sentía.

—puedo cambiar por ti —insistió, rodeándola con sus brazos con tal de evitar que se fuera—. ¡Lo que sea!

Ya lo había hecho una vez.

Apretó los dientes.

Ese era el final.

Por ella, por su paz mental.

—por favor, no termines conmigo, ¿de acuerdo?

Ella apretó los dientes.

《Perdóname, Akutagawa. Entre más te amo, menos puedo perdonarme por lo que te he hecho. Quiero que seas libre, por favor... entiéndelo》

Giró la cabeza y le plantó un beso en los labios.

Un beso de despedida.

Ese era el final, no solo por ella.

Por él también.

Por su libertad.

Alguien debía poner un alto a ese ciclo sin fin.

—considéralo como mi última despedida —dijo con voz suave, Akutagawa estaba demasiado aturdido como para reaccionar.

Sus brazos flaquearon y ella finalmente logró separarse.

—así un día, podrás encontrar a alguien mejor que yo... gracias por estar conmigo todos estos años. Adiós.

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