| | Cap. 4 : Amigos | |

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¿Quién carajos lo llamaba a las cinco de la mañana?

Cuando vio que el numero en cuestión no era ni más ni menos que el de Atsushi, empezó a replantearse la mayor parte de sus decisiones de vida, especialmente aquella que implicaba el darle su número de teléfono al molesto chico.

No le bastaba el seguirlo como remora a prácticamente todos lados y el ser exageradamente atento con él, también solía llamarlo de vez en cuando.

Llamadas que podían durar varias horas, mayormente Atsushi solo hablaba, él escuchaba, de vez en cuando dejaba salir algún comentario sarcástico que desataba una pelea tonta entre ambos, a veces colgaban después de discutir y no se hablaban hasta verse en la escuela, otras ocasiones, Atsushi volvía a marcar después de unos minutos o mandaba un mensaje en la noche o a la mañana siguiente.

A pesar de no hacerlo notar, no le disgustaba realmente.

Era agradable no sentirse solo, después de haber terminado con Higuchi no había podido evitar sentir una aplastante soledad, a pesar de que para el resto de las personas podía seguir luciendo como el mismo matón de siempre, no estaba tranquilo, se sentía mal en toda la extensión de la palabra.

Seguía metiéndose en peleas, ya era una costumbre pelearse con cualquier persona, mayormente eran chicos que se acercaban a Higuchi, pero ahora cualquiera que lo encontrara de malas y lo sacase todavía más de quicio iba a ser víctima de sus puños.

Aunque ya no había nadie que tratara las heridas que le quedaban después de una pelea.

O, por lo menos, no hasta que Atsushi había aparecido.

[ Tres Semanas Antes ]

La primera vez que Atsushi había estado ahí para ayudarlo después de una pelea había sido una semana después de que finalmente había cedido y le había dicho que podía tratar de ser su amigo.

El chico había hablado en serio cuando dijo que se iba a esforzar, siempre lo esperaba, lo dejaba en sus clases, almorzaba con él.

Atsushi hablaba y hablaba, era irritante, pero era bueno para no dejarle oír sus propios pensamientos.

Y era divertido molestarlo, siempre peleaban por tonterías, pero si no lo hicieran, estaría seguro de que pasar tiempo con él sería aburrido.

Iba a ser cuestión de tiempo para que algo así sucediera.

Se había quedado esperando al albino en la entrada de la universidad, no quería pelear en el próximo momento que se toparan sobre sí lo había abandonado o no, o de eso trataba de convencerse mientras esperaba a que este arribara.

Y, una cosa llevó a la otra cuando se topó con un chico molesto, así que, alguien terminó con unos cuantos golpes y en consecuencia sus nudillos habían quedado manchados de su propia sangre por un puñetazo desviado.

No dio mucha importancia a este hecho, había sufrido de heridas peores después de pelear, eso no era nada.

Pero claro, Atsushi no sabía de esto.

—Buenos días, Akutagawa —lo saludó a sus espaldas.

No dijo nada durante unos segundos, observando la carne sangrante y los pedazos de piel que aún quedaban, estúpidas asperezas de los árboles, si hubiera sido contra una pared lisa el daño no hubiera sido así.

No sabía si Atsushi creía que estaba observando una ardilla, una lagartija o un pajarito, pero se asomó para poder ver también.

De pronto, sus largos dedos habían sido tocados por unas manos tibias, sumamente cuidadosas y delicadas, suavecitas y tersas también.

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