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Brasil es un país encantador, con sus vistas, sus playas, sus mujeres y su comida, pero si vas a las favelas, puede que el recorrido no sea tan placentero. Saúl lo comprueba solo estaciona su auto a la orilla, y baja acomodándose el pulcro traje. Apenas ha puesto un pie en el barrio cuando es interceptado por un montón de tipos con armas, apuntando sin dudar. Tiene que alzar las manos en seña de que viene en son de paz.

-- Estou à procura de Da Silva, venho do Messi (Busco a Da Silva, vengo de parte de Messi)

Guillermo le ha dicho que se aprendiera esa oración en portugués para que le dejaran pasar. Uno de los tipos hace una amago con la cabeza para que el resto levante sus armas y pueda seguir avanzando.

Vaya, él pensaba que sería más difícil.

Empieza a subir las escaleras, agradece tener condición física si no seguro que al llegar hasta la cima estaría falto de aire. Veía a su alrededor un montón de niños jugando descalzos y una que otra mujer lavando trapos, y el contraste de los tipos arriba de las azoteas con AK-47 "cuidando" el área.

Cuándo llega a la casa descrita, se encuentra con un niño pequeño, no más de seis años. Tiene un precioso cabello rizado y rubio y la piel tan blanca que puede ver las manchas de tierra. Juega con una pelota de fútbol aún si es más grande que su propia cabeza.

-- Hola.

Saluda, queriendo parecer amigable. El niño lo mira con unos ojos tan verdes como la misma Amazonas y le regresa el saludo con su manita.

-- ¿Dónde está tu mamá?

Pregunta, acercándose un poco más. Está a punto de tocarlo cuando el sonido de un seguro siendo retirado lo detiene. Siente la boca del cañon presionar su sien, y alza las manos nuevamente para demostrar que no trae un arma o intenciones de lastimar a alguien.

-- Levanta.

La voz le ordena. Acepta, con cuidado se empieza a enderezar y enfoca al hombre que le está apuntando. Es más o menos de su altura, con una barba poco crecida y unos ojos hermosos. La playera y bermudas le permiten apreciar todos los tatuajes que cubren la piel trigueña.

-- Vá jogar na quadra, papai (Ve a jugar a la cancha, papito)

Se dirige al niño, quien toma el balón en sus brazos y sale corriendo.

-- Su madre está muerta, así que cualquier cosa que busques con ella puedes decirmela a mi.

-- En realidad busco a Neymar Da Silva.

-- Tú no eres un maldito gringo -- dice susurrando, más para sí mismo -- ¿Quién te manda?

-- Lionel Messi.

Neymar deja por fin de amenazarlo con la pistola y domina una postura más relajada.

-- Vamos a hablar adentro.

-- Vamos a hablar adentro

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I'm in love with a criminalOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz