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Cuando llegaron a Yongin, el señor Lee condujo directamente hacia el consultorio médico de la última vez, estando todo tal y como lo recordaban.

La señora Lee bajó del auto para entrar al lugar directamente, dejando a los dos chicos descansando en el asiento trasero, y al padre de Seokmin aún al volante, quien apagó el motor.

El doctor había dicho que los atendería en cuanto vinieran, y si estaba atendiendo a otra persona, terminaría con esa consulta y luego pasaría a ellos, pero no harían ninguna fila de espera.

Seokmin se despertó perezosamente, viendo hacia afuera.

La sonrisa de Joshua lo distrajo, y sonrió un poco también.

—Estás durmiendo mucho últimamente, Seokminie —comentó Joshua, revolviendo un poco sus cabellos—. ¿Duermes mal o algo?

Joshua creyó notar la mirada del señor Lee por el espejo retrovisor, pero el hombre se movió rápido para asegurarse.

Seokmin negó.

Cansado —dijo, simplemente.

Joshua notó el puchero en sus labios y el rubor de sus mejillas.

—¿Te duele la cabeza?

Seokmin asintió.

Joshua acercó sus manos a su frente, sintiendo la temperatura, hizo una mueca.

—Tienes fiebre —murmuró, Seokmin pareció sentir más dolor con escuchar esas palabras, e hizo una mueca que hizo a Joshua correr su mano.

Un golpe en la ventana hizo que ambos voltearan, encontraron a la señora Lee haciendo señas para que bajaran.

Aún adormilado, Seokmin se sostuvo bastante de Joshua camino hacia el consultorio.

El rubio miró hacia atrás, viendo que la señora Lee ya no estaba a su lado, notando que estaba hablando un momento con su marido.

𝗠𝘂𝘁𝗲 キ 𝘴𝘦𝘰𝘬𝘴𝘰𝘰Donde viven las historias. Descúbrelo ahora