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El día era extremadamente lluvioso, pero ni siquiera el tormentoso clima iba a arruinar aquel día tan importante para ellos.

--¡Te amo! --reía mientras tomaba entre sus manos su dulce carita, esa que declamaba como una misma obra de arte, su obra de arte --¡Te amo tanto! --Volvió a reír viendo inmensamente a sus ojitos avellana.

Por fin lo había aceptado, era amor y no uno fraternal.

La cancha de fútbol no parecía tener fin por lo inmensa de la misma. Completamente vacía, solo para ellos.

Nadie en su sano juicio saldría sin un paraguas a empaparse por la llovizna, tal vez solo un loco.

Y eso eran; dos adolescentes locos enamorados, jurándose amor eterno a los cuatro vientos, como si no existiera un mañana.

Poco les preocupó que estuviera literalmente en su totalidad empapados, o que tal vez un resfrío se asomaría a la siguiente semana. A ellos en ese momento, solo les importaba su lozano y naciente amor.

--¡No sabes cómo te odio! ¡Te demoraste siglos, idiota! --exclamó sin ya poder abrir los ojos muy bien por la cantidad de agua, al mismo tiempo apegándolo a su cuerpo de la cintura.

--¡Te amo! --rió rodeándolo por el cuello. Decirlo se sentía fantástico.

Al carajo todo el mundo. Era gay, sí. Se enamoró de su mejor amigo ¿Y qué?

--¡Dilo más fuerte! --exigió creyendo que era un sueño; lo apretó con fuerza. No había espacio suficiente para el frío cuando en su corazón se sentía tan cálido.

Minho sacudió sus cabellos castaños con una enorme sonrisa antes de intentar mirar al cielo, fallando claro, por la incesante lluvia, pero a la vez gritando hacia este:

--¡Te amo! ¡Te amo! ¡TE AMO!

Sip, decirlo, gritarlo, era la mejor sensación real de libertad que había sentido nunca.

Por fin abría los ojos y dejaba de negar lo innegable. Había caído por su mejor amigo y ya no había porque esconderlo.

A Jisung se le derramaron un par de lágrimas por las emociones desbordantes, que agradeció el mayor no pudo ver porque hasta él mismo tenía problemas para abrir los ojos. Nadie sospecharía porque también estas solo se fundían con la lluvia.

El ser correspondido era lo mejor que había sentido en su vida. Pero Minho no tendría porqué saber que lloró como un bebé por la conmoción; su mejor amigo (futuro novio) terminaría por burlarse como siempre de él.

--Yo te amo más, Minnie --susurró, pero fue escuchado debido a la cercanía. Ni siquiera el estridente sonido de las gotas de lluvia al reventar fue capaz de apaciguar el sonido de los latidos de sus tan alegres corazones.

Después de susurrar aquello sobre sus labios, Minho decidió no perder más tiempo y lo cargó de la cintura, haciéndolo girar en el aire mientras el otro reía como un niño pequeño para después atrapar su boca con la suya como tanto lo habían soñado ambos.

Desde ese 04 de marzo, su amor creció como ninguno.

Había pasado más de nueve años amando a Jisung de diferentes maneras, como familia, como mejor amigo, como novio...

Oficialmente en un mes llegaría nuevamente el 04 de marzo, donde deberían celebrar su sexto año como almas gemelas.

Y no.

Ojalá así fuera, porque estaba convencido de que ni siquiera llegarían a dicha fecha.

Y sí, su relación se estaba yendo a la mierda (si es que ya no estaba ahí).

Minho, impaciente y sentado en la mesa de la cocina del pequeño departamento que compartía con su actual pareja, leía los titulares en el periódico del día.

stuck with u © HanknowWhere stories live. Discover now