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El pecho le dolía, y como no iba a hacerlo si estaba seguro que estaba abandonando al amor de su vida.

Pero no iba a llorar frente a él, no pudo. Quiso ser fuerte por lo menos hasta cerrar la puerta de su ex departamento y recostarse sobre ella, darle la certeza de que estaría bien aún cuando él ni siquiera estuviera seguro de ello.

No demoró en derramar las primeras lágrimas en el taxi, mirando a la ventana y las calles de la ciudad que dejaría por un tiempo indefinido, encaminándose a la joyería donde recogería su encomienda antes de ir al aeropuerto.

No podía dejarlos ahí; primero, porque él lo había pagado, y segundo porque tal vez quería aferrarse a un recuerdo bonito que le recordara a él mientras estaba en Japón, aunque honestamente cualquier nimiedad lo haría, no contaba con que fuera más doloroso que agradable, pero aún así tenía que hacerlo.

Las buenas recompensas vienen con sacrificios.

En esos momentos estaba sentado en la sala de espera del aeropuerto en las sillas más lejanas del lugar, esas que estaban pegadas a los enormes ventanales donde podías ver aviones partir, llegar, gente llorar, familias abrazadas, reencuentros de película, y despedidas lastimosas.

Minho sonreía entre lágrimas mientras veía a una pareja reencontrarse; un hombre con vestimenta militar bajaba del avión torpemente, inquieto, buscando con la mirada a alguien. Metros a la distancia, una mujer pelinegra con una blusa roja, aplaudía con emoción cuando por fin vio a quien esperaba a lo lejos.

Minho sonrió un poco más cuando vio a ambos correr hacia el otro con entusiasmo; él cargándola por los aires, ambos riendo, tal vez llorando también, para después sellar ese bonito reencuentro con un beso.

Vaya... Eran tantas historias en el mundo, millones de millones allá afuera, otras miles tan solo dentro de ese aeropuerto, unas tristes, otras felices.

La suya era una mezcla de ambas, porque no podía explicar como podía sentirse tan renovado pero tan roto al mismo tiempo. ¿eso pasaría, verdad? ¿era temporal?

Hace tan solo unos minutos le había revelado a su madre la verdadera razón de su partida. Todavía sus palabras eran duras y mordaces en su mente, por más que no fuera intencional.

--Mamá... Yo... terminé con Jisung --dijo nervioso mordiendo su labio inferior .

No hubo respuesta inmediata. Tuvo que revisar la pantalla para ver si la llamada se había cortado.

--¿Mamá?

--¿Estás haciéndome esto porque me burlé de ti cuando te sacaste las muelas de juicio porque no podías hablar?

--¿Qué? ¿De qué hablas, madre?

--No me gustan tus bromas, min. Pon al teléfono a mi yerno, ahora --exigió.

Minho exhaló.

--Mamá, te dije que viajaría a Japón en la mañana. Estoy en el aeropuerto --resopló. Su madre no ayudaba en lo absoluto-- Te dije que viajaría --repitió.

--¡Pero con él! ¿Como que estás viajando por tu cuenta? No has viajado nunca solo. Las discusiones son normales cariño, solo vuelve con él y deja de ser un dramático llor-

--¡Que terminamos, mamá! --vociferó irritado llamando la atención de la gente a su alrededor, al darse cuenta, se cohibió en su asiento avergonzado.

stuck with u © HanknowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora