002; LOST AND FOUND

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Lionel llega a la sala de conferencias quince minutos después de las cinco, apurado porque cree que Victoria lo está esperando. Baja desde su pensión hasta la primera planta y recorre los pasillos, aprisionado entre dos paredes grises que se tienden inalcanzablemente. Cuando sale al lobby, se dirige hacia la sala de conferencia, pero cuando irrumpe en el espacio, lo sorprende darse cuenta que éste está vacío.

Asume que Victoria está tarde. Toma asiento en una de las sillas que rodean la larga mesa de caoba y saca el celular: cinco y veintidós. Bueno, seguramente se atrasó. Se reclina en el asiento y se obliga a sí mismo a dejar de jadear, ya que la corrida desde la pensión hasta la sala de conferencias le robó el aliento.

Pasan algunos minutos. Cinco y media, pero Victoria todavía no aparece. Estará viniendo, se asegura Lionel, negado a aceptar que la chica seguramente se olvidó.

A eso de las seis menos diez, se tiene que obligar a admitirse a sí mismo que la chica no va a venir. Algo dentro suyo se siente casi decepcionado, ya que, por algún motivo, esperaba aquella reunión con ansias, pero ahora que le arrebataron la posibilidad de ésta, no puede evitar la desilusión. Se deshace de esos pensamientos encogiéndose de hombros.

Vuelve a agarrar su teléfono de la mesa y se levanta del asiento, listo para irse. Comienza su viaje por los pasillos, llega al lobby y se dispone a dirigirse hacia las escaleras, pero en la trayectoria, pasa por en frente del gimnasio. Se supone que las chicas terminaron su entrenamiento hace casi tres horas, pero aún así, le sorprende ver por el gran ventanal que el gimnasio se encuentra ocupado.

Lionel se acerca a la puerta y se apoya contra el marco, cruzando los brazos sobre su pecho. Ahí, Victoria lleva a cabo sentadillas con peso, con un cinturón lumbar negro alrededor del abdomen. Tiene los auriculares puestos, por lo que probablemente no lo haya escuchado, y una capa de sudor le recubre el cuerpo, haciendo que su piel brille bajo las luces. Lleva puesto el uniforme de entrenamiento, que consiste en un short largo y una musculosa, ambos negros, con todos los nombres de los espónsores de la selección argentina. Lionel se encuentra a sí mismo preguntándose hace cuánto está ella ahí, y si el tiempo que le está dedicando al entrenamiento físico es sano.

Se le queda mirando durante varias repeticiones más hasta que por fin, Victoria deja caer la barra al piso y se desabrocha el cinturón lumbar, exhalando fuertemente. Con la mirada en el piso y las manos en las caderas, respira profundo un par de veces para calmarse, pero cuando vuelve a levantar la cabeza, desafortunadamente, ve a Lionel ahí parado.

El ceño se le frunce de inmediato y se saca los auriculares. "¿Qué hacés ahí?"

Lionel se da cuenta de lo extraño que se debe ver aquello e inmediatamente se irgue, nervioso.

"Perdón, no estaba–" Se aclara la garganta. "No pienses nada raro."

"¿Raro? ¿Cómo qué? ¿Cómo lo mal que se ve que hayas estado ahí parado mientras yo hacía sentadillas?" le reprocha ella.

Lionel niega con la cabeza de inmediato. "Solo no te quería molestar. Es que te estaba esperando."

Al principio, Victoria vuelve a fruncir el ceño como si no entendiera, pero lentamente, le cae la cuenta. Sus ojos se abren grandes como platos y se le cae la mandíbula con un breve jadeo. Intenta decir algo, capaz una disculpa, pero las palabras no le salen.

Lionel se ríe y agacha la cabeza. "No te preocupes, igual. Yo también llegué tarde."

"Mil disculpas, Lionel. Perdí la noción del tiempo," ella se disculpa de inmediato, cortésmente, con un labio inferior tembloroso y la cara roja de la vergüenza por haberse olvidado de su primer reunión. "¿Me esperaste mucho?"

ÁNGEL | lionel scaloniWhere stories live. Discover now