Ruga intenta cocinar para Leo || de Javi G. de Hita

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Trueque con Javi G. de Hita

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Idea propuesta: Leo está durmiendo rodeando a Ruga con los brazos mientras él canta, y él se termina durmiendo también. Cuando se despierta al cabo de unas horas se queda mirando cómo Leo duerme con mucha ternura y le da besitos en la mejilla y la frente. Decide hacer lo que siempre Leo hace por él: el desayuno. Así que se va canturreando y en la cocina, con toda la ilusión y despreocupación, se pone a intentar algo. Leo se despierta con olor a quemado y aún aturdido, va a la cocina donde se encuentra a Ruga tan feliz utilizando las sartenes con el fuego a tope.

Sobre el autor:

Sobre el autor:

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Javi G. de Hita (Madrid, 2001) estudia Traducción e Interpretación en la Universidad Autónoma de Madrid. Siempre le han fascinado las historias fantásticas, pero no supo que quería ser escritor hasta que conoció las de Laura Gallego. A pesar de que su género favorito es la fantasía, también ha escrito comedias románticas, un poco de ciencia ficción, retellings y alguna que otra historieta más costumbrista. Cuenta con un total de cinco novelas escritas y una novelette, y, desde 2020, ha publicado relatos en varias antologías.

Twitter: _xvigh

Instagram: xaverbooks

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Relato

Fundirse al compás

Leo no estaba dormido.

Podía sentirlo contra las yemas de los dedos, casi sobre los párpados, por mucho que le hubiera dado la espalda y se hubiera esforzado por acompasar la respiración mientras se aferraba a la almohada.

No, no lo estaba. Cuando Leo dormía, cuando lograba hacerlo, una quietud profunda, real, se asentaba en la habitación; era una caricia contra las paredes desnudas y el armario, una partitura de silencios, una balada en su interior. Era calma.

Ahora solo había miedo encapsulado y bocanadas de recuerdos.

No supo qué fue lo que le impulsó fuera de la cama, quizás la frustración, la costumbre, un tirón que carecía de nombre, pero Ruga se descubrió a mitad de camino hacia el barullo en el que se había convertido su ropa tras deshacerse de ella. Buscó a tientas en la oscuridad.

El suave tacto de su armónica lo acompañó de regreso al colchón, cálido contra la palma. Aunque nunca tanto como la presencia de Leo.

Fue consciente de cada centímetro que separaba sus pieles, de la suavidad de las mantas y del eco de sus suspiros, pero se centró en el cosquilleo que le recorrió los labios al convocar la primera nota. Fueron las siguientes quienes, entonces, se deslizaron por los muros, quienes treparon hasta las ventanas y se acostaron al lado de ambos. Quienes, junto a su voz, una vez emergió en susurros, fueron atrayendo la verdadera quietud a aquel rincón sumergido en las profundidades del Subterráneo.

Relatos #ProyectoPurpleoseWhere stories live. Discover now