| Una sociedad dividida entre la Superficie y el Subterráneo. Cuando Leo no cumple con el propósito que la Superficie tenía pensado para él, es enviado al Subterráneo, donde conoce a Ruga, un chico que nunca ha visto el cielo. |
En 2023 he decidido...
Idea propuesta: la idea de la colaboración era hacer un crossover de los dos mundos. En su parte de la colaboración, escribía un relato de sus personajes interactuando con los míos en el universo de Purpleose.
Sobre la autora:
Ysera Sevriens nació en 1992 en Getafe (Madrid). Estudió Periodismo con la intención de mejorar su escritura y ha vivido en diferentes ciudades y países con el deseo de expandir su mente. Siente devoción por la luna y por personajes mentalmente inestables.
Con más de treinta libros escritos e infinidad de proyectos en el horizonte, la fantasía es su género predilecto si bien abarca otros como la romántica, la ciencia ficción o el suspense.
Sus novelas publicadas hasta la fecha son Las cinco vueltas del carrusel (Roomie Ediciones, la bilogía Aquarius (Hela ediciones) y en febrero de 2024 Hilos de cristal, con Siren Books.
Twitter: YseraSevriens
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Relato:
Nunca se metía en líos.
Siempre cumplía con todo lo que le pedían, incluso aquello que no le parecía bien.
Su madre siempre le echaba en cara que aún le faltaba garra para saber decir que no en según qué ocasiones y, pese a que odiaba oírle decir eso, Ashley sabía que tenía razón.
Ella aspiraba a mucho más que a trabajar para el enemigo a cambio de malvivir.
Aspiraba a poder ser feliz y no sufrir por si los Vigilantes se tomaban su venganza personal contra ella y su familia por no cumplir con sus expectativas.
—Puedes irte ya —le dijo Othello, el chico de pelos del color del fuego al que solía acudir para avisar de que todo su trabajo había acabado fue tan cortés como siempre. Solía ser más rudo al hablar cuando había gente delante, pero, si no... La amabilidad encubierta que le mostraba solo la entendía ella—. Y ya sabes; nada de...
—Nada de hablar de la Superficie, sí —se recordó a sí misma.
No se atrevía a mirarle cuando hablaba. Aunque no fuera a hacerlo, sabía que su vida podría acabar en cuestión de un segundo solo por creerse igual a ellos.
—Bien —sentenció Othello—. Adiós, Ashley. Cuando te necesiten, te llamarán otra vez.
Y dicho eso, la chica se fue lejos de la sala de pruebas sin alzar la vista del suelo para tomar el ascensor y dirigirse a la planta más baja de todas. Con suerte, como las últimas veces, no coincidía con nadie en el compartimento. Con suerte... Nadie se cruzaba en su camino y ponía el grito en el cielo por ver a una mera humana como ella volviendo al Subterráneo con tantos conocimientos dentro de su cabeza.
