| Una sociedad dividida entre la Superficie y el Subterráneo. Cuando Leo no cumple con el propósito que la Superficie tenía pensado para él, es enviado al Subterráneo, donde conoce a Ruga, un chico que nunca ha visto el cielo. |
En 2023 he decidido...
Idea propuesta: la idea de la colaboración era llevar a mis personajes de #ProyectoPurpleose a su propio universo.
....
Sobre la autora:
Michelle Durán nació un caluroso verano de 1997 en Madrid. Empezó a compartir sus historias en foros de internet a los dieciséis años, y en 2015 se abrió una cuenta de Wattpad. Escribe principalmente literatura juvenil (iyoung adult y new adult) contemporánea. En sus historias vas a encontrar representación LGBT+ y personajes racializados, mucho humor, un poco de drama y, sobre todo, tropos y clichés.
Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
Relato
El pelo de Leo aún estaba húmedo por la ducha. A su alrededor, sus compañeros del club de kárate hablaban a voz en grito de la próxima competición. La mayoría de ellos estaban convencidos de que pasarían las pruebas y conseguirían una buena posición, pero él... Esta tarde le había salido todo mal. No había conseguido ganar ningún combate y tenía la sensación de que todo le salía del revés. Los pensamientos negativos le devoraban por dentro. ¿Y si, por su culpa, el equipo perdía? Le daba igual no clasificarse a nivel individual (aunque hubiera trabajado muchísimo para ello), pero si resultaba ser un lastre para los demás... Su instituto siempre presumía de las habilidades deportivas de sus estudiantes; era uno de los motivos por los que se había matriculado en él. No quería ser el causante de la descalificación del club de kárate de las nacionales.
Tan ensimismado estaba que no se dio cuenta de que se había quedado a solas en el vestuario hasta que las luces se apagaron. Solía pasarle más a menudo de lo que le gustaría. No lo de distraerse (que también), sino que la gente no se diera cuenta de que estaba allí.
Cuando terminó de recogerlo todo, se colgó la bolsa de deporte y salió del vestuario. Allí lo esperaba su mejor amiga con esa sonrisa de mil voltios que siempre la caracterizaba.
—¿Otra vez te ha atrapado la ducha? —le dijo, aunque no parecía enfadada. Estaba apoyada en la pared y, al igual que él, llevaba el pelo empapado—. ¿Qué tal el entrenamiento?
Él frunció los labios.
—Bueno... —dijo. No hizo falta que continuara. Lissa le lanzó una mirada preocupada y posó la mano sobre su brazo.
—¿Tan malo ha sido?
Aquello era decir poco.
Lissa era muy consciente de que, a Leo, las competiciones le ponían de los nervios. Le encantaba el kárate y llevaba años practicándolo, pero siempre que se acercaba el momento de probar su valor... se descomponía. Tal vez por eso se sentía más inútil y torpe que de costumbre. O quizás era verdad que no valía para este deporte y estaba destinado a ser un fracasado.