[VII] culpable

467 73 5
                                    

— Enid —Lo único que observaba era una figura borrosa, intentó cerrar los ojos para aclararse la vista siendo inmediatamente sacudida — Enid.

— Uhm ¿Qué sucede? — Por fin pudo encontrar su voz, aunque rasposa, al fin pudo manifestar sus pensamientos — ¿Dónde estoy?

— Gracias a Dios. Estamos en la habitación aún. Acabo de lanzar a la chica por la ventana.

— ¿Hiciste qué? — Estaba despierta pero su cerebro seguía procesando la información. Luego de unos segundos por fin recordó lo que estaban viviendo y se levantó del suelo, sintiendo dolor en todas partes. No lo mencionó — ¿La lanzaste tú sola?

Con pasos un poco torpes se acercó a la ventana que seguía abierta en su totalidad. Se imaginó encontrar el cuerpo sangrando por todas partes, lo que casi le sacó una arcada. Jamás se imaginó ver a aquella persona y mucho menos de esa forma.

— Sí, te noqueo de un golpe y tuve que actuar — Merlina se preocupó cuando se dio cuenta que la alta no parecía moverse de la ventana, incluso parecía que estaba haciendo todo los posible para no lanzarse ella también — ¿Está todo bien?

— Bianca... — Más que murmurar, pareció un jadeo doloroso que salió de los labios de Sinclair — Bia-Bianca..

No tardó en dejar que sus rodillas golpearan el suelo de madera y dejar que gruesas lagrimas escaparan de sus ojos como ríos sin fin. Sus brazos buscaron por todos los medios abrazarse a si misma en busca de calor ajeno, en busca del calor de su mejor amiga. 

En el piso de abajo, sobre la tierra roja y helada, bajo la noche oscura de un día de terror, se encontraba el cuerpo de aquella chica que hace menos de medio día la había alentado a comprar ese chocolate, aquella chica que por años la había sostenido y la mantuvo en sus cálidos brazos para evitar su inminente muerte. Que irónico de parte del mundo hacerla a ella morir de tan trágica manera.

Estaba tan destrozada que no notó los brazos ajenos llevarla hasta el sótano, ni tampoco notó las miradas de todas en la habitación y mucho menos sintió la presencia de el niño que intentaba consolarla inútilmente. Solo podía repetir en su mente la imagen estática del rostro de Barclay. No parecía ser ella porque su rostro estaba lleno de sangre, pero en el fondo sabía perfectamente que lo era. Sus coloridos ojos no parecían más que huecos vacíos y su rostro lleno de vida ahora era totalmente inhumano. 

Lloró hasta que sus ojos ardieron y su cabeza comenzó a latir del cansancio que la situación le causaba. Un solo intento le tomó para quedarse dormida. Estaba tan agotada que lo único que deseaba es que todo fuera una pesadilla. 

[...]

Yoko estaba preocupada en extremo, su hijo ahora dormía plácidamente en sus brazos, luego de verificar que su mami Div siguiera su dedo como medida de seguridad. 

Divina estaba medio sentada en una colchoneta mientras comía un poco de puré de manzana. Tanaka se dio cuenta de que su esposa no necesitaba de un trasplante de sangre, después de que ella misma intentara levantarse del suelo unas horas después del incidente, solo estaba un poco fuera de energía por la perdida de sangre, pero viviría con un poco de comida.    

Justo ahora su esposa estaba fuera de peligro, así que eso no le preocupaba tanto, sin embargo la situación con Enid estaba en su mente todo el tiempo. Hace tan solo unos minutos estaba sentada de forma totalmente incomoda mientras lloraba y balbuceaba frases incoherentes entre hipidos. Merlina le contó sobre lo sucedido en el piso de arriba y la conclusión a la que llegó la Addams: que esa chica no era otra, que la mejor amiga de Enid, la que estaban buscando hace unas horas. 

Le pareció doloroso imaginar ser la rubia y ver en el suelo cubierto de sangre a alguien muy cercano. Su corazón se apretujó. Ahora que Enid había caído dormida, pudo darse cuenta del desastre que era, con su cabello enredado y la cara roja debido a el llanto que le tomó horas detener. Seguro sería un duelo complicado.

Merlina tampoco estaba durmiendo. Estaba sentada a su lado con la mirada perdida en algún punto del sótano, tal vez intentaba procesar todo lo que acontecía a su alrededor. Su celular se encontraba entre sus manos y de vez en cuando lo encendía en busca de algún mensaje. Algo tonto de pensar, no tenía muchos amigos. 

— ¿Crees que saldremos de esto? — Le preguntó a la Tanaka.

— No tengo idea — Respondió.

El silenció poseyó la habitación de nuevo, hasta que Merlina volvió a hablar.

— Me siento culpable — Nadie le respondió directamente, en cambio ambas mujeres la vieron con ojos dudosos — ¿Cómo pude alejarme tanto de ella como para que en un ataque de pánico no pueda encontrar mi voz? No debí molestarme con ella por esa insignificante discusión. Debí quedarme a su lado, pero simplemente la deje de lado y busque mi propio bien sin darme cuenta. Sin darme cuenta ella se fue de mi lado y encontró a alguien mejor.  

— Merls..

— Es la verdad. Nunca pude hacer que se quedara a mi lado porque también la estaba lastimando, y en vez de mejorar, solo espere a que se alejara definitivamente para intentar hacer algo. Ni siquiera calculé que tan importante era su mejor amiga hasta este momento. ¿Ella seguirá considerándome su amiga? 

— Merlina —Yoko la cortó con voz filosa — Nos alejamos de ella porque estaba siendo demasiado vale madre con nosotras, no le importaba su alrededor. ¿Olvidaste por cuanto tiempo te hizo pensar que podrían ser algo más y después solo te botó como basura? Ella era una cobarde, Addams, no deberías olvidar eso — Yoko se meció de adelante hacia atrás intentando regularizar su respiración, las palabras de Merlina la habían sacado de quicio — No te sientas culpable, eso sucedió hace tiempo. Ahora podrán mejorar su relación y espero que lo logren.

Intentaron olvidar el asunto sin tomar en cuenta la mirada de Enid sobre ellas.

[...]

Habían pasado unas cuantas horas, todas estaban dormidas a excepción de Enid, quien parecía meditar las palabras que ambas mujeres habían soltado hace unos momentos. 

Si lo pensaba correctamente, se daría cuenta que en definitiva había sido una completa cobarde toda su vida. Pero no podían culparla de todo eso, ella intentaba ser alguien mejor, pero siempre hubo algo que la detenía de hacer algo que no estaba en su manual. Tenía tanto miedo de arruinarlo que terminó por finalmente hacerlo, lo arruinó, y no solo con las mujeres que estaban frente a ella, también lo hizo con Bianca.  

Debía ser ella la que se sienta culpable y no Merlina. 

De tanto divagar pensó que había imaginado la notificación que provenía de su celular, pero segundos después esa notificación sonó en el de Divina y  consecutivamente en el de Yoko y Merlina. 

Decidió encender su celular y ver de que se trataba. Se sorprendió al ver en la barra de notificaciones un mensaje SNS, nadie nunca le escribía por ahí. Más sorprendente fue encontrarse con una ubicación no tan lejana de la cabaña y un mensaje de alerta.

Se levantó del suelo con la cabeza aún retumbando de dolor y sin importarle más, despertó a las chicas. 

— Despierten — El repentino sonido que articuló la hizo toser de forma seca, le dolió como el diablo — Chicas, despierten ahora.  

— ¿Qué? — Divina fue la primera en hablar después de largas horas sin hacerlo.

La rubia sonrió en grande hacia la castaña y le contestó: — Nos iremos de aquí, ya nos van a rescatar — Era una sonrisa de esperanza.

Y como dicen por ahí, la esperanza es lo ultimo que se pierde o muere.

plum // wenclair auWhere stories live. Discover now