CAPÍTULO 4

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Vivir es una preeminencia; un suceso poco universal que, en ocasiones, es desvalorado por el resto del mundo. Por mucho que se aluda, no cabe duda de que seguirá siendo algo indistinto para algunos, pero milagroso para otros. Pues, en esta realidad, la trascendencia que prevalece sobre la humanidad es la muerte; un evento que, por más remoto que sea, es inevitable.

No existe la inmortalidad; Law es consciente de ello, lo ha sido desde que dictó convertirse en un médico cirujano. Aun así, como buen conocedor de la materia, Law no puede evitar sentirse atroz consigo mismo tras ver a Luffy.

A pesar de haber participado en simulacros operativos en el pasado, Law nunca había presenciado una auténtica crisis hospitalaria. Presenciar las incesantes contracciones que surgían de cada encarnación de piel bronceada fue enloquecedor, hasta el punto de que Law tuvo que verse obligado a salir de la habitación para evitar que su mente sucumbiera a la propia impresión del episodio que estaba acechando.

Sus manos se posan en su regazo, temblorosas y llenas de un sudor frío que no le permite calmarse del todo. Law resopla, luchando por mantener su respiración imperturbable mientras su mirada se desvía hacia el reloj adyacente que descansa contra la pálida pared del despacho de Marco.

La aguja indica que son pasadas las cinco de la tarde. Law arribó a la Unidad de Cuidados Intensivos quince minutos antes de las tres, significando que la arremetida de epilepsia ha durado un poco más de dos horas. «Maldición», refunfuña en silencio, frotándose la cara con las palmas resbaladizas.

Los segundos siguen su propio camino, transfigurándose poco a poco en malditos minutos que no hacen más que aumentar la agitación de Law. Al darse cuenta de que su inquietud sigue siendo tenaz, Law opta por cerrar los ojos, empezando a contar los números del uno al diez a medida que los nervios le abandonan y el tiempo se hace exiguo.

Afortunadamente para Law, su plan parece funcionar. La respiración, antes apagada, empieza a moderarse gradualmente y, sin darse cuenta, la puerta del despacho del director general de la Unidad de Cuidados Intensivos se abre, revelando a un Marco completamente exhausto de pies a cabeza.

—Trafalgar —murmura, tirando de los bordes del cuello de su bata.

La reacción de Law no es instantánea, pero su cuerpo comienza a relajarse. Parpadea con presteza, atendiendo a Marco con ojos distraídos.

—Está estable —dice Marco, respondiendo a la duda más trascendental de Law—. Siento el retraso, pero el medicamento especial que pedí llegó hace una hora, así que quería hacerle las pruebas enseguida —suspira y termina de secarse los restos de sudor que se posan en su frente—. De momento todo parece funcionar perfectamente, pero sigo preocupado por la llegada de la noche.

Law reorganiza sus pensamientos adversos, alinea la espalda y se levanta de la incómoda silla de madera.

—¿Sus ataques aparecen exclusivamente durante la noche? ¿Se trata de una epilepsia nocturna? —pregunta, frunciendo el ceño.

Marco inclina la cabeza hacia un lado, comenzando a caminar hacia su escritorio.

—El primer diagnóstico tras el cribado del autismo afirmaba que Luffy mostraba signos de una epilepsia nocturna leve con crisis parciales. En aquel momento, el niño sólo tenía ocho años y la epilepsia era controlable al cien por cien con comprimidos orales y una dosis medicinal por vía intravenosa una vez al mes —explica, entrecerrando los ojos con desengaño—. Pero ahora su epilepsia se ha convertido en hipermotora asociada al sueño, lo que significa que puede manifestarse mientras duerme independientemente de la hora del día o del estado soporífero de su cuerpo —añade, mirando a Law, que empieza a mostrar señas de angustia—. Para empeorar las cosas, su sistema se volvió farmacorresistente y la epilepsia comenzó a migrar de hemisferio a hemisferio, provocando que sus ataques se tornaran generalizados con crisis tónico-clónicas —finaliza, frunciendo los labios y escondiendo las manos tras los bolsillos de su bata—. Me vi obligado a ingresarlo cuando su abuelo lo llevó a urgencias hace una semana; tenía los labios azules y su respiración era apenas audible.

ELEUTEROMANÍA (LawLu)Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin