Eleuteromanía (LawLu)

CAPÍTULO 7

El verano es una época del año que nunca le ha gustado demasiado. Los meses que van más allá de esa temporada se sienten difusos, casi como una eternidad que recorre las eras en un bucle transparente repleto de añoranza. El tiempo se vuelve caluroso y el cielo se enemista con las nubes, permitiendo que el sol prime su resplandor sobre las sombras melancólicas y que la fresca brisa de junio corra dispersa por las hojas verdosas de los árboles más altos.

En retrospectiva, no es ninguno de estos sucesos inherentes lo que causa un estrago tan grande a la hastiada perspectiva de Law, pues lo que realmente le enfada es que en verano no puede poner en marcha sus anticipaciones para avanzar en sus estudios.

Sí, Law es consciente de que las vacaciones de verano son necesarias, sobre todo para él, un extenuado estudiante de Medicina que no hace otra cosa más que instruirse en la fabricación de una estrategia certera que le haga graduarse con prontitud. Pero esto es inaudito. Es decir, ¿por qué no ha recibido aún su título? Law es el mejor de su clase e incluso el más aplicado de la nueva generación de jóvenes médicos que acaban de graduarse. Ya debería haber salido para proclamarse oficialmente un médico con un certificado profesional, pero el maldito sistema educativo no permite excepciones, ni siquiera para un muchacho inteligente que supera el coeficiente intelectual de toda su facultad.

Normalmente, para dejar de lado sus pensamientos restrictivos sobre esa cuestión inaceptable durante las vacaciones, Law suele estancarse en la biblioteca mientras devora libro científico tras libro opcional, pero este verano se le ha presentado diferente.

Este verano no está solo. Law tiene un amigo, más que eso, ahora posee una estrella, una que llena de satisfacción su eclipsado pecho cada vez que entra en la habitación del hospital y sus ojos se encuentran con Luffy, el causante de los impetuosos latidos que su corazón pone en marcha últimamente cuando le mira y, del mismo modo, en estos momentos que sus pies recorren los larguiruchos pasillos de la Unidad de Cuidados Intensivos.

Law no sabe por qué se siente así, de hecho, nunca antes se había sentido así, tan próspero e inquieto al mismo tiempo. Sin embargo, Law tiene ahora una respuesta acertada, una que le causa un terror inimaginable.

Trafalgar D. Water Law, un tipo indiferente a los demás y resentido con toda una fracción de la comunidad universitaria, está enamorado hasta la médula de alguien soñador que nunca podrá amarle de vuelta, o al menos no por mucho tiempo. Menuda fortuna le ha servido el destino en bandeja de plata.

Una auténtica mierda.

Apartando su pernicioso subconsciente, Law toma aire prolongadamente, intentando en vano que sus nervios, habitualmente acerados, se calmen de una vez. Ahora que conoce sus verdaderos sentimientos, le resulta más difícil ensimismarse con una charla alentadora. «Maldita sea», discurre, sacudiendo furiosamente la cabeza mientras atraviesa una de las copiosas galerías médicas.

Una semana antes del comienzo de las vacaciones, Marco le hizo saber que Ace, el hermano mayor de Luffy, no estaría con él durante el transcurso de esta temporada, ya que Luffy, siempre atento al bienestar de Ace, solicitó que su hermano asistiera al viaje anual que la Facultad de Arte realiza para los alumnos de tercer año al continente europeo, una oportunidad exclusiva que se brinda a los estudiantes para apreciar los fundamentos de su futura profesión. Estaba claro que Luffy no iba a permitir que sus persistentes dolencias físicas y mentales impidieran a su hermano mayor aventurarse en una hazaña sin límites.

No otra vez.

Ace, sin ningún rebozo, se negó al principio a dejar solo a Luffy, especialmente durante las vacaciones de verano, una época compleja para toda la familia debido a los agotadores turnos en la comisaría que Garp tiene que complementar para conseguir más del inédito sueldo. Sin embargo, a pesar de la obstinación de Ace, su hermano pequeño no se detuvo y siguió insistiendo hasta que Ace, completamente agotado de discutir, no tuvo más remedio que aceptar mansamente la reclamación de Luffy.