Capítulo 12

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—Vante, no creo que se buena idea —se queja Snail desde el asiento de piloto en el auto

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—Vante, no creo que se buena idea —se queja Snail desde el asiento de piloto en el auto.

—Nadie te preguntó —digo mientras abrocho el cinturón de seguridad de Eunji. Termino y me acomodo a su lado—. Vamos —doy la orden y Snail sin muchas ganas arranca el auto.

Mientras recorremos la autopista observo a Eunji, quien está en ese trance que la mantiene alejada de mí. Ella puede caminar y hacer algunas cosas mientras está así, sin embargo, no habla; sus ojos están abiertos, pero no te ve, es como si no estuviera aquí.

Tomo su mano y la entrelazo con la mía.

Hace unos días tenía planeado hacer esto. Ahora que sé quién es su abuela puedo chantajearla y de paso deshacerme de sus padres de una vez por todos. Desde que se enteraron de la desaparición de Eunji no han dejado de buscarla. Son un estorbo. Eunji es mía, no pienso dejar que me quiten.

Después de un rato conduciendo llegamos al hotel. De prisa le pongo la gorra y unas gafas a Eunji. Salimos de auto y con cuidado la llevo hasta el ascensor. Snail se ha quedado en el auto esperándonos.

Mover a Eunji en este estado es como mover a un sonámbulo. El ascensor se detiene así que comenzamos caminar hasta la habitación en donde se encuentran sus padres. Utilizo la llave maestra que Snail consiguió para abrir todas las puertas y consigo entrar.

Ya adentro vuelvo a cerrar sin hacer ruido. Dejo a Eunji en un rincón escondida y me apresuro a ponerme la máscara e ir a buscar a los padres. Con el arma en mis manos recorro casi todo el apartamento y nos los encuentro así que llego al cuarto y me asomo con cuidado.

Descubro que la mujer está durmiendo en la cama, pero no veo al hombre. Entro con cuidado y escucho la llave de la regadera abierta en el baño. El sonido es fuerte, eso significa que no escuchará nada. Camino hasta la puerta del baño y la cierro con seguro. Rápido me abalanzo sobre la mujer que despierta de inmediato, pero logro darle un golpe con mi arma en la nuca que la deja inconsciente.

Me dirijo hacia el baño y quito el seguro. Con precaución me adentro y encuentro al hombre tomando una ducha con la cabeza pegada a la pared, es por eso que no se da cuenta de mi presencia.

—¡Hey! —grito apuntándolo y el hombre reacciona dándose vuelta. Asustado al verme intenta quitarme el arma, pero no logra porque soy más rápido—. Si no quieres que te dispare no intentes nada —advierto y éste asiente colocando las manos en el aire.

—Por favor...

—Silencio —ordeno—. Cierra la regadera y vístete. Rápido

El hombre hace lo que le he indicado y después salimos del baño. Sin dejar de apuntarlo con mi arma lo obligo a atravesar el cuarto a pesar de que intenta ir donde su esposa.

El Verdadero Rostro Del Mal [#2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora