Resident Evil Village One Shots

Alcina dimitrescu

Sí, otro más de Alcina porque se ve que la gente que lee lo que escribo tiene mommy issues

Les recuerdo que me harían un gran favor si leen "Música Para ellas" es lo mejor que he escrito hasta ahora y voy por la mitad del capítulo 2.

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...Madre..." Cassandra lideró al trío, casi bailando dentro de la habitación.

Intentaste retorcerte hacia atrás, con la esperanza de evadirlas con el tiempo suficiente para tartamudear sobre tus pies y correr. Bela impacientemente te pateó sobre tus rodillas. Se rieron al unísono, arrastrándote a la habitación por tu collar y correa improvisados, atado al rededor de tu cuello. Una mano luchó por agarrar la cuerda antes de que pudiera tensarse, la otra equilibrándote en un humillante trote con una sola mano hacia Lady Dimitrescu.

En su silla, solo podías ver su mitad superior, qué engañoso había sido al principio. Ella miró por encima del hombro para verte, sin siquiera dudar en dejar escapar una risa sádica y jadeante. Presionó su mano contra su pecho, abanicándose mientras te miraba.

En tu cuello improvisado, usabas un conjunto completo de lencería a juego. La malla suave expuso tus pezones y lo que habría sido tu ingle, atada con una cinta de seda negra, y... no mucho más. Algunas pulgadas adicionales provinieron de las pequeñas corbatas de lazo que se unieron sobre su marco. La parte vergonzosa había sido el... accesorio.

Cortar la circulación de tus muslos ya magullados fue una molestia. Un arnés grueso y pesado del que se habían asegurado que no pudieras salir. Se abrazó a tus caderas, que de otro modo estarían expuestas, pero hizo que tus caderas se inclinaran un poco hacia adelante. Lo que estaba alojado era un consolador de gran tamaño, golpeando contra tu pierna. Si no hubiera habido una cuerda en la que te estuvieras concentrando para no asfixiarte, te habrías asegurado de ajustarte. Si ella sintiera lo mojada que estabas, la humillación no tendría fin.

Daniela arruinó la sorpresa, agarrándote del pelo y comenzando a meterte una mordaza en la boca.

"¿Adivina a quién encontramos tratando de escapar de nuevo?"

Lo apretó en cuestión de segundos, y así, te deslizaste hacia Lady Dimitrescu. Solo podías ver un poco, pero viste una mirada enfurecida desde tu visión periférica.

Las chicas comenzaron a alejarse y de alguna manera sentiste la necesidad de estar con ellas. No querías estar a solas con ella. Dios, ahora mismo no.

"... ¡Necesitas aprender a esconder mejor tus juguetes!" Las chicas se rieron y luchaste contra el impulso de rogarles que te sacaran de esta situación.

Con un chasquido, la mujer mayor silenció a Cassandra, siendo la última en dejar de reír y salir. Mirando hacia atrás y haciendo una mueca sádica.

Cuestionaste si había un dios, y de repente sentiste que la cuerda comenzaba a levantarse, lo que llevó a tu núcleo a luchar por resistir la tentación. Te levantaste hasta la clavícula, ella se inclinó para mirarte a los ojos.

"Alimentas a un perro, amas a un perro y todavía tiene ganas de huir..." Ahora te levantó, gruñiendo en tu cuello antes de tirar de ti.

Inmediatamente, comenzaste a suplicar, todo amortiguado por la mordaza en tu boca.

Había sido una trampa, era un regalo para su Madre, y el regalo no era motivo alguno para disciplinarte. Querías explicar que era una mentira. Que te obligaron, encontraron la lencería y los juguetes que te ordenaron esconder bien, e intencionalmente te llevaron a su dormitorio como si fuera verdad. De cualquier manera, en este punto, no había explicación. Estaba demasiado enfadada. Últimamente había sido demasiado paciente con las travesuras de sus hijas y por tanto necesitaba algo para desahogarse.