¿De quién eres?

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Los adolescentes, la niña y la joven adulta fueron a la pequeña enfermería de los del Amanecer Dorado, para asegurarse de que no hubieran sufrido de más daños que no hubieran sido curados por completo por las dos magas sanadoras que tenían en su equipo, cuando estuvieron bien fueron a sus dormitorios aunque más bien terminaron en el cuarto de Oriana donde nuevamente los regaños fueron nuevamente dichos para la niña que ahora estaba viendo a los cuatro mayores con esos ojitos de cachorrito, haciendo que sus regaños terminaran.

- Oriana, ya se lo había dicho a tus hermanos mayores pero realmente lo siento por la forma en como me he comportado contigo y me demostraste, que aun siendo pequeña realmente puedes ser igual a nosotros.- Klaus se arrodillo frente a la niña y agacho la cabeza sintiéndose mal, consigo mismo por juzgar antes de conocer.

- No te preocupes hermanito Klaus, a muchos todavía no les parece justo que yo esté aquí y entiendo como debiste sentirte.- Oriana se acercó al mayor y lo abrazo.

- Eres demasiado amable con todos.- Raven se cruzó de piernas al estar sentada en el sillón que tenía la niña en su cuarto.

- ¿Por qué es malo ser amabele? Amberle.... Amelele.... Amable- Oriana se frustro un poco cuando termino siendo un trabalenguas con una palabra tan sencilla y arrugo un poco su pequeña nariz.

Sus compañeros incluso se llegaron ante la reacción de la menor por su pequeño error al hablar, pero ya no quisieron que ella fuera a dejar de ser amable solo por un comentario que llegaron a decir y luego vieron como Oriana corría hacia su mochila solo para ver como ella terminaba vaciando el contenido de esta sobre el suelo, notando como es que cayeron; Los dos grimorios, luego varias monedas de oro, unos collares, varias piedras de mana que estuvo recogiendo y dos artefactos mágicos pequeños que eran dos canicas; Una tenía un torbellino dentro y la otra tenía un relámpago.

- ¡¿En qué momento agarraste todo eso?!- Klaus estaba sorprendido por todo lo que la niña había agarrado todo aquello si nunca dejaron, que se les fuera a separar tanto.

- Oriana ¿Qué te dije de agarrar cosas brillantes?- Yuno nuevamente comenzó a regañar a su hermana, porque a veces de ser una cachorra parecía un pajarito al ir por cosas brillantes.

- Que no agarre cosas brillantes porque pueden ser peligrosos.- Oriana repitió lo que muchas veces Yuno le había dicho, al igual que el padre Orsi.

- Al parecer a Oriana le gustan mucho las cosas que brillan, aunque también me sorprende la forma rápida en la que guardo tantas cosas en su mochila y que nos diéramos cuenta hasta ahora.- Mimosa sonrió levemente nerviosa porque ella, tampoco vio en que momento guardo tanto en su bolsa.

William tenía que hablar con aquel grupo pero principalmente tenía que hablar con la pequeña, porque aquella misión donde ocho personas casi morían por el ataque del mago del reino de diamante y tenía que hablar con la niña sobre los futuros riesgos de los que tenia que tener cuidado en el futuro, cuando se acerco a la puerta del cuarto de la menor pudo escuchar varias risas dentro que pertenecían a los adolescentes, la adulta y la niña, lo que le causaba cierta curiosidad de saber que estaba pasando adentro pero no podia entrar solo porque si y toco varias veces la puerta; Oriana al escuchar la puerta ser tocada se asusto recordando que su otro grimorio estaba a la vista, por lo que fue corriendo por este y al no saber que hacer estuvo corriendo en círculos hasta que termino escondiéndolo bajo la cama. Los cuatro mayores al ver que escondio el grimorio de fuego se iban a mantener en secreto hasta que la niña lo fuera a contar a los demás, por su propia voluntad y luego se pararon cuando la puerta fue tocada de nuevo y tuvieron que abrir encontrándose con el capitan William.

- No les importaría si hablo con Oriana un momento.- William miro a los adolescentes y luego a Raven, recibiendo de ella una mirada de odio porque le robo a su amiga y en cierta parte a su amor platónico.