CAPÍTULO III

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Todos se encontraban en silencio mientras esperaban el regreso de Guillermo, Javier se sentía terrible, no sólo había decepcionado a Memo, si no a todas las personas que creyeron en el.

Su vida no había sido fácil, la de nadie a decir verdad, todos los morros de su colonia crecieron rodeados de carencias, en un ambiente donde las drogas, la violencia y el alcohol abundaban, pero al final del día se tenían los unos a los otros.

-Chicha, no te agüites, vas a ver que al Memo se le va a pasar- le dijo Chucky en un intento de consuelo.

-Ya estuvo que esta vez me si manda a la chingada- Suelta un suspiro mientas se talla la cara.

- Si te mamaste, todo lo la familia de Guillermo ha hecho por ti, y tu sales con estas chingaderas.- Dijo Andres mientras miraba fijamente a Javier.

-Ya déjenlo chingada madre, que todavía nos falta la madriza que nos va a dar el Memo- Las piernas de Héctor se movían en signo de ansiedad.

-Tu cállate, que me abandonaste, ni judas fue tan traicionero- Le reclamo Javier.

-El pinché Paco tiene las manos bien pesadas, no se acuerdan que hace como cuatro años me partió la madre en una reta de fucho.- Miro a Javier- Prometí que nunca en mi perra vida se la iba a hacer de pedo otra vez.

- Ya cállate pendejo- Chicha lo golpeó en el hombro.

La puerta de la casa se abrió para dejar pasar Guillermo, se dirige a la cocina para tomar una silla, ya que los dos pequeños sillones de la sala estaban ocupados, se coloca frente a Javier y Héctor.

-¿Por qué?- Soltó sin más.

Javier no quería regresar a verlo.

-¿Por qué lo hiciste?- volvió a preguntar.

El ambiente se sentía tenso, Hirving definitivamente quería estar en cualquier lugar menos ahí, eso le pasa por andar de chicle con Andrés.

-Memo... tu sabes que he batallado en encontrar jale, y yo siento la presión de devolverles toda la lana que gastaron, no tenían la necesidad de pagar por mi libertad- Chícharo aclaro su garganta- En estos días la desesperación me aplastaba y simplemente no encontré otra salida.

-¿Por qué no me dijiste nada?, sabes que yo puedo hablar con Rafita para que te de chamba de nuevo.- Memo no entendía porque su amigo no le pidió ayuda.

-Ya no quiero que me salves, Memo, siempre ha sido así, además dudo que Rafa me quiera aceptar otra vez, desde que le robe dinero ya no me quiere ver ni en pintura.- Javier suspiro.

-Chicha... eres mi carnal, ayudarte no significa un sacrificio para mi, ustedes son mi familia.-Guillermo nunca podría abandonar a sus amigos, han pasado tantas cosas juntos que si los perdiera le quitaría parte de su alma.

-Gracias Memo, perdóname, te juro que esta vez ya es la última- Javier se sentía aliviado.-Por favor, no le digas a Doña Nata, ni a Don Guille, no podre verlos a los ojos.-

-Lo pensaré- Dijo aun sabiendo que no lo iba a hacer.

-Ahora si pinché Moreno, ¿Cuál es tu excusa?- Memo se paro de su asiento y dio dos pasos para estar justo en frente de Héctor.

-Memo, Memin, carnal, sabes que nunca haría nada como eso, es solo que ¡Javier!, si, Javier fue el de la idea y yo solo lo seguí, por que no quería dejarlo solo, que tal si le pasaba algo- Explicaba Héctor rápidamente mientras se levantaba del sillón.

-Hazte responsable de tus acciones, cabron, seguro querías comprar mota y no tenias lana- Le reclamó



Ya más tranquilos un Javier con la mandíbula morada y un Héctor con el ojo hinchado estaban comiendo una torta de jamón con salchicha que Memo paso a traer a el local.

DE MI BARRIO A TU CORAZÓN.Where stories live. Discover now