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Unas cuantas horas después habían sido suficientes para que Rodrigo regresara a casa con su nueva familia, aquella con la que se sentía más que feliz, un nuevo lugar seguro.

(...)

Toque la puerta más de 3 veces, pero al parecer no había nadie en casa, no se veían las luces encendidas por debajo de la puerta y mucho menos se escuchaba el ruido característico de Kevin gritándole a la pantalla por las cosas tontas que hacían.
Tome mi celular y llame al número de Guillermo, se escuchaba que el celular estaba sonando y a los 10 segundos de haber llamado, ya habían tomado la llamada.

¿Diga? — Una voz algo baja se escuchaba por la llamada
¿Guillermo? ¿Dónde estás? — Pregunte algo preocupado por ellos.
Ah, perdón, tuve que venir de urgencia al trabajo, perdón, en un momento llego — Su voz se escuchaba algo preocupada y nerviosa, no sabía exactamente el por qué.

quieres puedo ir a donde estas tu y regresamos juntos — Dije con una voz alegre
¡No! — Me sorprendió que dijera eso — Perdón, es solo que estoy algo ocupado, quédate en tu departamento por ahora, cuando llegue podemos cenar — Menciono intentando disculparse por haberme levantando la voz de tal manera
Sí, está bien, te espero — Por más que intente que mi voz no sonará triste, no funcionó en nada.

Colgué la llamada y di unos pasos hacia mi departamento, metí la llave en la chapa y abrí con cuidado, de una última mirada hacia aquel departamento y algo me dolió en el corazón, me sentía débil por pensar cosas que quizás no eran ciertas. Pero aquel tono de voz en Guillermo, me hacía pensar de más, como si algo malo estuviera pasando o algo que me dolería más que eso estuviera sucediendo con él.

(...)

Al colgar la llamada me sentí mal por Rodrigo, pero era necesario, no podíamos dejar que se enterara que recién estábamos comprando los regalos para navidad, cuando ya me había mencionado que teníamos que comprarlos antes de que los niños se enteraran.
Estaba de compras con Andrés mientras mis padres cuidaban de Kevin y Diego, ya que desde hace más de 3 años no veían a Kevin y recién conocían a Diego.

— ¿Estás seguro de que ese tal Rodrigo no se va a enterar de que apenas estás comprando los regalos? — Me pregunto Andrés mientras manejaba el carrito en dirección a la sección de juguetes
— No, o no sé, según le dije que los tenía guardados en el trabajo para que Kevin no los encontrara antes de tiempo — Respondí algo nervioso y volví a ver el papel donde había escrito las cosas que Kevin había pedido para él y Diego.
— Y según él, tu ahora estas en el trabajo — Rodó los ojos — ¿Acaso no sabe donde trabajas? — Me empujó con el carrito y después me dio una sonrisa

— No, no le he dicho, es raro decir donde trabajo — Conteste para después tomar el set de lego de minecraft.
— ¿Por qué?, digo, no es raro que seas repostero, aparte, eres el mejor de toda Europa, sería raro que no hubieras salido en la televisión mexicana, aquí pasan de todo — Se recargo en el carrito mientras pasaba su mano por sus cabellos

— Pero es raro, es raro decirle a un pediatra que soy repostero, digo, su profesión es mucho mejor que la mía — Tomé la pista de carreras de Hot Wheels y la puse en el carrito.

— Pero tu eres repostero y cocinero también, aparte, eres padre soltero de dos niños que son fantásticos y no causan problemas, hablas más de 4 idiomas y eres el ser humano más amable he importante en Europa, ¿acaso eso no le gana a un pediatra? — Comenzamos a avanzar en dirección a la sección de ropa
— El salva vidas y cura a niños enfermos y a enfermos en general — Me acerque a ver unas camisas para niños
— Tu alimentas a personas — Volvió a pegarme con el carrito pero esta vez por accidente

— Hay una grande diferencia entre alimentar y curar, pero es por eso que no le quiero decir sobre mi profesión, no lo quiero ahuyentar — Coloque la ropa en el carrito y después avanzamos sin ningún rumbo por el Walmart
— Es inútil discutir contigo, siempre tienes la última palabra, tienes un problema con eso — Soltó un suspiro para después comenzar a dirigirse a la caja para pagar.

Después de haber pagado más de 5 mil pesos en unas simples cositas, nos dirigimos a casa de mis padres, con los regalos en la cajuela de Andrés, quien obviamente se iba a quedar los regalos hasta el 23. Recogimos a Diego y Kevin, mis padres me preguntaban cada dos segundos que quien era la madre o el padre de Diego, y obviamente Kevin seguía repitiendo aquello "Papá Roy", me hacía sentir inseguro o quizás algo indeciso pues no hacía ni un mes de que conocía a Rodrigo y los niños comenzaban a llamarlo papá.

Unos minutos después llegamos a la casa, Andrés se ofreció a llevar a Diego en brazos mientras yo subía con Kevin las compras que había hecho.
Al llegar a la puerta del apartamento y abrir la puerta de este, escuché como Rodrigo salía del suyo.

— ¡Guille! — Hablo bastante feliz
— Hola — Deje que Kevin pasara con las bolsas más pequeñas
— ¿Fuiste de compras? — Frunció el ceño al ver las bolsas que cargaba

— Algo así, después te — Fui interrumpido por la voz de Andrés.
— ¡Memo!, ¡Diego se hizo popo! — Chillaba mientras cargaba suavemente al pequeño

Me acerque rápidamente a él y tome a Diego en brazos, entre con el al departamento y después grite que pasarán los dos, pues se habían quedado afuera de este. Unos minutos después de haberle cambiado el pañal a Diego, podía sentir el aire algo pesado, pues Rodrigo no le quitaba la mirada de encima a Andrés que estaba jugando con Kevin.

—Bueno, Rodrigo, él es Andrés, es mi amigo, Andrés el es Rodrigo, mi... — No supe que decir y baje la mirada
— Tu novio, no hace falta decírmelo o confirmarmelo, con lo mucho que hablas de él, me ha quedado más que claro que es tu pareja — Me dio una sonrisa y después le extendió la mano a Rodrigo, quien después de esas palabras volvió con su típica sonrisa
— ¿Cómo conoces a Guille? — Preguntó Rodrigo

— Somos amigos desde la secundaria, nos hicimos amigos gracias a la estupidez de Memo — Respondió, mientras yo iba a hacer que Kevin se probara la ropa que le compre
— ¿Por accidente? — Preguntó bastante curioso, yo apreté mis ojos esperando a que Andrés tuviera tantita madre y no le dijera como nos habíamos echo amigos
— En segundo año de secundaria, nos tocó hacer un proyecto de cuidar un huevo, todos ya tenían pareja y Guillermo era nuevo en la escuela, por lo que le pedí que fuera mi compañero, y el acepto sin problemas, un día lo llevamos a la plaza y Memo quería ir al baño, entonces cuando estábamos ahí Memo se atoro en la taza — Pude escuchar como Rodrigo y Andrés comenzaban a reírse.

— Empezó a gritarme bien desesperado que no podía salirse, yo me estaba cagando de la risa y deje caer el huevo, haciendo que se nos bajara la presión y nos asustamos un buen, pero luego entro un señor y me tuve que meter con el al cubículo, y cuando lo vi ahí atorado me dio un buen de risa de nuevo, desde ahí somos mejores amigos — La risa de Rodrigo inundaba la habitación al igual que la de Andrés, mientras yo estaba todo rojo por recordar aquello.

Después de una larga risa de Rodrigo, sus mejillas estaban rojas, mientras dejaba ver sus pequeños dientecitos.
Era demasiado lindo.

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