☆ - Capítulo 5 - ☆

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Aquellos días en donde Hanabishi y Seito aún se encontraban de camino a Tokio, estaban en problemas otras personitas en el pueblo. Después de lo ocurrido, Mariha está dispuesta a contarle todo lo ocurrido a su padre.
— Puede que Hanabishi vuelva pronto.— Se consolaba a si misma mientras caminaba en circulos con gran ansiedad, le costaba creer la situación en la que se encontraba y no sabía como utilizar las palabras correctas.
Dio un brinquito del susto al escuchar la puerta de su casa abrirse, y el típico saludo de su padre la hizo ponerse más ansiosa. Comenzó a contar del 1 al 10 mientras inhala y exhala para después dirigirse a la entrada.
— Hola, papá.— Saludo con una gran sonrisa nerviosa al mismo tiempo que en sus adentros podía sentir unas ganas de lanzarse por la ventana y salir corriendo como sólo su hermano puede hacer.
— Veo que Hanabishi no está, ¿Otra vez con Keita?
— ¿Cómo te explico...? — Después de decir esto se quedó callada pensando en como decirle. — Mi hermanito no está con Keita, está con Seito en alguna parte de este enorme mundo pero no estoy segura de dónde esté porque yo estoy aquí y él... ¡Está desaparecido! — Por más que lo intentó no pudo esconder su preocupación y explotó, comenzando a llorar. Nichiteru pronto la acompañaría comenzando a llorar también, ambos se abrazaron y así estuvieron por un buen rato.
Cuando terminaron, ambos se sentaron a cenar tristemente, Mariha le contó a su padre todo lo que había ocurrido ese día.
— Deberíamos avisarle a todo el pueblo para hacer una mejor busqueda, mi bebé puede estar allá afuera sufriendo — Dijo algo dramático. —, mañana daremos un anuncio por la mañana para tener todo el día disponible. Mariha se redujo a asentir.

Para el próximo día cumplieron con lo dicho y junto a Terue dieron el anuncio de la desaparición de Hanabishi y Seito. Todos en el pueblo comenzaron con la busqueda, ahora con más personas involucradas se ejecutó una mejor revisión del pueblo entero. Interrogaron a algunas personas acerca de haberles visto pero por mala suerte el último registro era la compra de un galette por Hanabishi y ver a Seito caminar en dirección a una de las montañas.
Parecía estar todo perdido, hasta que se les sería entregada la mayor pista de todas, gracias a Haruma.
— ¿Cómo estás tan seguro de que es el galette que compro mi hermano? — Mariha pregunto.
— Sólo es una suposición.— Haruma se percató de que los tres no entendían nada.—, piénsalo así, el galette apareció en lo que aparenta ser la dirección hacia donde caminaba Seito y ¿por qué un galette estaría en medio de la nada? — Explico como si fuera lo más obvio.
— Eso tiene mucho sentido.— Evidenció Nichiteru como si hubiera comprendido el acertijo más difícil del mundo.
— Pero ¿por qué el galette de mi hermano estaría junto a las vías del tren?
Al Terue escuchar la pregunta, no pudo pensar en algo más aparte de el comportamiento de Seito en estos últimos días y que le había contado aquella historia donde explícitamente le reveló acerca del tren que pasaba cerca del pueblo.
— Quizás iban a tener un picnic y los raptaron o peor, Rukuri se los comió.— Respondió Nichiteru con una preocupación casi digna de una telenovela mexicana y casi después también comenzó a llorar abrazando a Mariha, esta no mostró reacción.
— No — Terue intervino en las terribles suposiciones de lo que pudo haber ocurrido. Los tres voltearon a ver atentamente a la anciana. — Seito y Hanabishi se fueron en el tren a Tokio.
Se miraron entre todos confundidos y luego la miraron de vuelta.
— ¿Por qué crees eso? — Volvió a preguntar Mariha.
— Ahora comprendo porque mi nieto estaba tan intrigado por Tokio, lo más probable es que ambos quisieron escapar por alguna razón.— Comento con mucha confianza en sus palabras.
— ¿Hay algo que podamos hacer? — Nichiteru pregunto aún llorando.
— Pueden ir a buscarlos, no tan lejos se encuentra una parada de un tren que llega a Tokio, iría con ustedes pero ya no estoy en condiciones para eso.— Explico Terue con algo de desánimo en lo último dicho.
— Iremos Mariha y yo, volveremos con Hanabishi y Seito.— Nichiteru hablo con decisión mientras se secaba las lágrimas.
— Muchas gracias, Nichiteru y Mariha.— Dijo con una gran sonrisa.
Haruma se quedó serio viendo como lo ignoraban, aunque sino fuera por él, probablemente ni hubieran unido los cables.
— También tú, Haruma.— Agradeció al recordar que Haruma también se encontraba allí. Haruma acepto el agradecimiento pero con algo de ofensa.
Dejando todo claro, terminaron la busqueda y todos volvieron a sus hogares.

Mariha y Nichiteru se dedicaron a hacer sus maletas para el día siguiente, mientras antes se fueran mejor.
Terminaron ya algo tarde, de la preocupación ni sueño tenían.
— ¿Estás seguro de que vallamos sólo nosotros dos? — Mariha indago con algo de desconfianza.
— No quiero involucrar a nadie más en esto — Respondió serio. —, no te preocupes yo te protegeré.— Cambio a una actitud más alegre y confiada.
— No es tanto eso...
— ¿A quien quieres llevar?
— Tengo una idea.— Respondió con una sonrisa ladeada.

Algunos aldeanos se pusieron de acuerdo y les dieron una cálida despedida cerca de la misma montaña de dónde habían escapado los “desaparecidos”. Les desearon suerte y algunos hasta les regalaban comida.
— Nunca creí ser el centro de atención de algo.— Keita dijo con gran felicidad.
— ¿Estás segura de llevarlo? — Nichiteru le susurro dudoso.
— Ya verás que fue una buena decisión.— Contesto con gran confianza y una pizca de interés.
Después de aquel lindo detalle, los tres se adentraron a la parte boscosa con la esperanza de encontrarles.

En la actualidad con Hanabishi y Seito:
— ¡Que asco de día! ¡¿Viste como me volvieron mesero sin avisar?! — Hanabishi se quejaba mientras ambos caminaban al hotel.
— Siii, yo estaba ahí — Seito respondió con gran cansancio, apenas y le ponía atención al rubio.
— ¡¿Acaso creen que soy multiusos o algo así?!, ahora entiendo porque algunos meseros escupen en la comida
Hanabishi continuo quejándose todo el camino.

• Perdidos En La Ciudad • ChinchikurinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora