One Shots | Pilotos de la fórmula 1 [gay version]

6. Inmarcesible | Chestappen

Inmarcesible | Chestappen

Las personas iban y venían por los aglomerados pasillos de aquel aeropuerto, se lograban notar muchas lágrimas y abrazos, separaciones y reencuentros, felicidad y tristeza, prácticamente eran los principales factores que formaban aquel ambiente, y su historia no se diferenciaba del resto, a él le gustaría poder decir que se iba tranquilo, que no extrañaría a nadie, que fueron unas lindas vacaciones o que estaba a punto de reencontrarse con alguien especial, pero más bien se estaba separando de esa persona.

El joven de ojos oscuros suspiraba pesadamente, mientras que en una mano sostenía un vaso de café y la otra se aferraba al asa de su maleta. Con sus parpados ligeramente hinchados y un color rojo tiñendo la esclerótica de sus ojos por haber llorado previamente, además del notorio cansancio que lo inundaba, esperaba impacientemente a que su vuelo fuese anunciado mientras estaba sentado en una de las tantas bancas metálicas del lugar.

Su mente rogaba salir de ahí, lo necesitaba por el bien de su salud mental, aunque su corazón gritara lo contrario, pues realmente sentía que con cada paso que daba un dolor punzante se presentaba cada vez más vivo en su pecho, como si unas manos hurgaran en su interior para intentar remover aquel órgano.

Cuando aquella voz -tan ansiada por él- anunció su vuelo se puso de pie y comenzó a caminar, el vacío en su interior estaba incrementando y cada vez se hacía más tentadora la idea de volver por el.

No. No se lo permitiría. Definitivamente no. Así tuviera que golpearse a sí mismo para entrar en razón, no regresaría, jamás. Ambos ya habían tomado una decisión y al parecer irían por caminos separados, además, lo amaba tanto que lo dejaría ir si eso lo hacía feliz.

¿A quién engañaba? Era tan egoísta que lo quería solo para él, no quería que estuviera con nadie más. Lo necesitaba, más de lo que creía. ¿Cómo podrían vivir más tiempo separados de lo que ya habían estado si ellos se complementaban? Era estúpida aquella decisión. Él era estúpido. Ambos son estúpidos.

Cuando estuvo frente a aquella puerta se detuvo, mirando con pánico para luego escanear todo el lugar con los ojos como si esperara algún tipo de señal divina que le indicara no hacerlo. Mientras tanto las personas pasaban a su lado, esquivándolo y mirándolo mal por estar en medio del pasillo, parecía un loco parado ahí.

Dio un último vistazo hacía atrás para luego seguir caminando, o eso hubiera hecho sino hubiera escuchado una tenue melodía que se hizo presente en aquel lugar, una que le revolvió todo el interior por los recuerdos que llegaron a él como una avalancha que había sido contenida por mucho tiempo. Era el tono celular de alguien sonando, pero también era la canción que tanto le hacía acordar a ambos, porque fue la primera canción que bailaron en su adolescencia, con pasos torpes y descoordinados, pero con los ojos conectados mirándose con tanto amor, aquel día en que se juraron amor eterno sin siquiera conocer el significado de la palabra, con la resplandeciente luna de testigo.

Aquella canción que escuchó tantas veces tumbado en su cama mientras pensaba en él siendo simple un adolescente descubriendo el amor en un extraño que acababa de conocer días atrás y también cuando no se volvieron a ver más por la distancia que los separó.
¿Esa era su señal? ¿Realmente debía hacerlo? Siempre le dijeron que debía seguir a su corazón, que debía buscar su felicidad, pero... Su corazón lo quería llevar a dónde más daño había recibido, y dónde quizá solo iría a sufrir más.

A la mierda todo, no podía permitir esa boda, solo estaba retrasando lo inevitable, sabía que tarde o temprano se arrepentiría y ni siquiera tomaría el vuelo. Y tal como lo pensó, así fue.
Tomó su equipaje y salió corriendo de aquel aeropuerto, corrió y corrió con todas sus fuerzas, porque si se tardaba una segundo más podría ser muy tarde, y lo perdería para siempre.