₊°.•𝐇𝐎L𝐌𝐄𝐒 • ₊˚.
[ Me gustas, por tu cabello
castaño, por tus ojos curiosos
cada que ven algo desconocido.
Me gustas tú, no Sherlock.]
Donde una chica
está en busca de
su madre.
O
Donde sin querer...
─¡Tewksbury! De verdad que no hay peor ciego que él que no quiere ver.─Le respondí bufando por lo bajo para después ver sus ojos. ¿En qué momento pasaron a ser mi color favorito?
Tomé una bocanada de aire preparándome para lo que haría. Enfrentar a Lord y decirle la verdad.
Suena muy fácil, ¿No?
─Eres muy tonto. ¡Siempre te he dado señales! Hasta ese perro se daría cuenta, Tewksbury ─Señalé al cachorro que iba pasando por la calle. ─Tu me amas yo te amo. No es muy difícil procesarlo. ─Dije. Aunque la verdad es que estaba mintiendo, porque a mí sí me costó saber que me gustaba el.─Ahora si no te molesta llama a un taxi.
Solté todo el aire que estaba reteniendo y sonreí orgullosa de mi misma.
─Por fin, pensé que tendría que confesarme yo por ti.─Enola llegó a mi lado codeando haciendo que la mirara mal.
─Enola, hablas como si tuvieras mejor vida amorosa que yo. ─Contrataqué haciendo que ella se encogiera de hombros.
Y la verdad es que no está tan lejos de tener una mejor que la mía.
...
Llegamos a la fábrica de fósforos Lyon. La puerta estaba cerrada, lo cual es algo lógico.
Suspiré frustrada y me giré a Enola y Tewksbury.
─Quédense aquí, vigilen. ─Miré la reja. Bufé ─Si llega alguien les inventan una escusa creíble, pero por nada del mundo dejen que entre.
Ellos asintieron, Enola con mucho pesar, pero al final si terminó accediendo.
Dí una bocanada de aire y me puse a trepar la reja. Al ingresar me dí cuenta que estaban preparando la sustancia de los fósforos.
Me acerqué a la máquina, pero de repente escuché un ruido. Tomé lo primero que encontré y sin pensarlo mucho ataqué la figura robusta que estaba frente a mí. Este me volteó quedando a espaldas de mi, pero yo en un rápido movimiento me quité intentando golpear su espalda, más el agarró el artefacto.
─Tú...─Mi hermano Sherlock era el que estaba frente a mí.
Rodó los ojos y soltó la bara al piso.
─¿Qué haces aquí? ─Pregunté exaltada.
─¿Qué hago aquí? Sé que escuchaste cuando te dije que se alejaran del caso, ¿No te bastó con escapar de la cárcel? Te están buscando, Aleen.