•Capítulo 2: Meliodas•

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—Esto ya había sucedido antes... —comentó mi hermana Verónica

Mágicamente todas las heridas que tenía, producto de la batalla, sanaron. Luego vi que la mayoría comenzó a levantarse, sintiéndose mejor gracias a esa extraña luz que surgió de mí.

Por supuesto que yo también había luchado, pero no tanto a diferencia de los Pecados Capitales, quienes ya recuperados, comenzaban a colocarse en posición de batalla.

Yo también quise luchar y ayudarlos, así que de miré determinada a Hendrickson, dispuesta a dar todo de mí, así como Hawk lo hizo anteriormente.

—Hendrickson, mi padre confiaba en ti por ser el más amable y gentil entre los Caballeros Sacros, por eso se te confió un puesto muy alto en la jerarquía. —expliqué seria— Pero terminaste traicionando a toda la nación.

—Es verdad. —apoyó Verónica— Padre te brindó de varias comodidades al ver que tus acciones eran buenas y sinceras, pero ¿por qué lo echaste a perder todo? ¿Acaso no te bastaban los lujos y el cariño que el pueblo te brindaba?

—¡¿Dime qué es lo que tanto deseas?! —exclamé sin dejarle responder a Hendrickson— Haz matado a tus compañeros de batalla y dejado consumir tu alma por un demonio, ¿en serio piensas avanzar hasta el peor de los finales?

—Lo único que deseo resucitar al clan de los demonios. —respondió en un tono paralizante a cualquier oído— Me vengaré de los que nos sellaron... ¡Y también de los causantes de la Guerra Santa!

—¿Guerra Santa? —repetí, sintiendo el estómago revuelto ante esas simples palabras

—Espera, ese de ahí no es Hendrickson. —señaló la señorita Tn— Como ya se habrán dado cuenta, un demonio lo ha poseído.

—¿Un demonio puede ser así de fuerte? —preguntó Diane

—Pues no es cualquier demonio, es uno de los Diez Mandamientos, organización por la cual nosotros fuimos reclutados. —agregó la capitana, provocando que los demás espectadores se sorprendieran— Por eso, debemos derrotarlo a cualquier costo.

—Así que eres de la raza de las diosas, eh. —el demonio que poseía a Hendricksom, formó otro ataque igual de potente que el anterior, apuntando hacia nosotros— ¡Nebulosa oscura!

—¡Por favor, detente! —supliqué recordando que con ese ataque murió Hawk y que, probablemente, más personas tendrían el mismo destino sino hacíamos algo

El demonio que poseía Hendrickson, como era de esperar, hizo caso omiso a mis palabras y lanzó el ataque.

—¡No lastimarás a nadie más! —grité fuertemente, corriendo hacia esa masa llena de materia oscura que probablemente me desintegraría apenas la tocara

Cerré los ojos y me concentré para liberar esa extraña luz de antes, ahora aprendiendo a controlarla, pues esta vez salió con más intensidad, hasta el punto de hacer florecer la tierra y llenarla de pasto verde.

La mayoría de los Caballeros y Pecados, si bien antes habían recuperado la energía, ahora habían sanado por completo. Todos tomaron sus armas otra vez.

—¿Qué es esto? —me pregunté en voz alta

—Elizabeth...

—Señorita Tn, hace un momento todos seguían heridos físicamente, ¿cómo es esto posible? —ella rápidamente negó con la cabeza, sin saber

—Elizabeth, ¿en verdad jamás te habías dado cuenta de tu poder? —Diane se agachó a mi altura, para poder interrogarme más de cerca. Yo negué en respuesta

Ella Es Mía (Meliodas y Tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora