•Capítulo 5: Intoxicación•

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Narra Elizabeth

La señorita Tn me guiaba a nuestro cuarto compartido, podía notar que estaba tensa.

¿Le habrá pasado algo?

—¿Señorita Tn? —pregunté extrañada al ver que atrancaba la puerta con una silla

—Te quiero, Elizabeth. No lo dudes...

De repente noté que sus ojos se tornaron algo oscuros, pero no le presté tanta atención.

—¿Eh? —me sonrojé un poco por su confesión. Podía sentir mi corazón latir fuertemente. Diane tenía razón, la señorita Tn me quiere, no debo de dudar de nuestro amor

Eso me hizo sonreír inconscientemente.

—Perdón por lo que haré, pero si te hago daño o quieres que pare solo dímelo, ¿si?

—¿Ah? No entiendo.

Ella en un ágil movimiento me arrojó a la cama con suavidad, se posicionó encima de mi y me rompió el uniforme.

—M-mi u-uniforme.

—Te doy otro después, va por mi cuenta.

Tiró del uniforme de mucama, ya roto, por algún lado de la habitación, dejando a la vista mis pechos.

—Oh, no traías sujetador

Los acarició haciendo que gimiera de placer, tomó uno entre sus suaves manos y lo succionó, yo gemía fuertemente. Tapé mi boca avergonzada, pues no quería alguien nos escuchara. Me tenía completamente desnuda frente a ella, así que aprovechó en tocarme por todos lados.

—¿Quieres que pare Elizabeth?

Sentí una mala energía en la habitación, pero no podía ser algún demonio, pues los demás ya se habrían dado cuenta.

—Aah, n-no pare. —respondí

Ella se bajó las bragas aún con el vestido puesto que yo le regalé y frotó nuestras intimidades. Hasta que se bajó de mí y se sentó en el borde de la cama, jalando de sus cabellos ligeramente, se veía frustrada, así que la abracé posicionando su cabeza entre mis pechos.

—Lo siento, Elizabeth. —me correspondió al abrazo—Yo...

—No hay problema, señorita Tn. —le interrumpí— Yo esperaré.

Ella se separó de mí para regalarme una leve sonrisa y posteriormente taparme con la sábana. La verdad era que si tenía frío debido a mi desnudez.

—Espero que sigas queriéndome hasta cuando envejezca. —soltó una risita

—¡Por supuesto que sí! La querré, no importan las circunstancias

—¡Jaja! Yo también, te protegeré.

Esta era mi oportunidad...

—¡S-señorita Tn! —llamé su atención

—¿Sí Elizabeth?

—Y-yo... —tomé aire— ¡Y-yo la quiero también! —confesé

—... Lo sé.

—¿Qué? —solté desconcertada

—Ya lo sé... Porque es lo que debe de pasar... —susurró ocultando su mirada bajo sus cabellos

—¿A qué se refiere?

—Sólo... —levantó su mirada nuevamente, pero esta vez cambiando su semblante por una sonrisa maliciosa— Eres muy obvia.

—¡¿Qué?!

Ella Es Mía (Meliodas y Tu)Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt