VIII

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Si pierdo los estribos, ellos perderán sus cabezas
Por favor Daemon, no dejes que eso suceda;
Porque entonces me habrás perdido a mi también.

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Aproximadamente unos 20,000 mil soldados marchaban hacia el norte, Visenya comandaba a aquellos hombres, después de la coronación de Rhaenyra la joven platinada se convirtió en la mano de la ahora Reina, y no es para menos pues la que un día fue una joven inocente se había convertido en toda una mujer, fuerte, estratega de primer nivel y cruel con aquellos que se atrevían a desafiar la legitimidad y derecho de su hermana a reinar.
Varios Lores se habían negado a incar rodilla ante Rhaenyra, y un claro ejemplo de esto fue Lord Borros Baratheon quien era el señor de Bastión de Tormentas, Visenya había enviado a su sobrino Luke para negociar, la platinada ordenó a su joven sobrino no ocasionar disturbios y simplemente entregar la carta a aquel hombre, pero Lord Borros no se supo comportar a la altura, aquel viejo pedante y orgulloso se atrevió a llamar puta a su hermana, bastardos a sus sobrinos y una ramera de primera a la platinada, y para rematar se había negado a brindar protección al príncipe Lucerys cuando este fue atacado por Daeron quien también se encontraban en aquel lugar tratando de ganar aliados para el bastardo de su hermano Aegon.

Visenya voló hacia Bastión de tormentas sobre el lomo de Vermithor seguido por Baelorys, muchos de los guardias al divisar a la platinada que descendía con furia apuntaron sus arcos con flechas e intentaron disparar pero quedaron envueltos en el fuego que ambos dragones arrojaron sobre ellos.
La joven platinada aterrizó con prisa, sacó su espada y sin decir media palabra entró a aquel lugar en donde Lord Borros la esperaba, este no puedo objetar palabra alguna pues Visenya le corto la cabeza y la tomó como su trofeo personal, sin más regreso a su dragón emprendiendo vuelo.

Al llegar a Dragonstone Visenya se encargó de enviar varias partes de la cabeza del que un día fue el señor de Bastión de tormentas a muchas de aquellas casas que se habían negado a incar rodilla ante su hermana, y con un simple acto la joven platinada consiguió aliados y más de 20,000 soldados a disposición de la causa de su hermana.



El sabor de la sangre es tan irracional
Pero, el éxtasis de ver a mis enemigos
Pedir perdón por su traición, envuelve.

𝕽𝖊𝖎𝖓𝖆 𝕾𝖎𝖓 𝕲𝖑𝖔𝖗𝖎𝖆. [ℍ𝕠𝕦𝕤𝕖 𝕠𝕗 𝕥𝕙𝕖 𝕕𝕣𝕒𝕘ó𝕟]Where stories live. Discover now