UNDICI

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Seungmin.

El reloj marcaba las 6:07 minutos de la mañana cuando sentí al alfa removerse detrás de mí y después salir de la cama. No me moví, sólo me abracé más a la almohada entre mis brazos y traté de conciliar el sueño que no pude conseguir en toda la noche.

Las palabras del alfa daban vueltas en mi cabeza y yo aún no podía creer todo lo que él me había dicho, pensaba que era una broma porque yo efectivamente no me consideraba lo suficientemente atractivo como para creer que un alfa como él gustara de mí. Él es muy seguro de sí mismo, tiene un físico de infarto, es inteligente y ya tiene su propio plan de vida; en cambio yo, yo soy todo lo contrario a él, soy gordo, feo, no me ejercito para nada y soy un omega debilucho que llora por todo, tengo que estudiar un mismo tema más de diez veces para poder comprenderlo y ni siquiera yo manejo mi propia vida. Entonces, ¿cómo puedo creer que un alfa como él va a estar atraído hacia mí? Porque si eso es una broma, que por favor las cámaras escondidas salgan de sus escondites.

La regadera del baño dejó de sonar y por el espejo de cuerpo completo que estaba diagonal a mí pude ver la silueta del alfa asomarse por la puerta para finalmente salir, con sólo una toalla envuelta en su cintura y otra sobre sus hombros y vaya que me quiso dar un infarto cuando su tonificada y musculosa espalda se reflejó en el espejo, provocando que tragara grueso y un repentino calor me invadiera y mis mejillas se calentaran.

—¿Estás despierto?— su voz se escuchó cerca y solo pude apretar mis ojos para aparentar que aún dormía—. Qué raro, tu olor cambió pero no estás despierto, debes tener una pesadilla— habló tan cerca de mí que estuve a punto de abrir los ojos, pero me relajé cuando él se apartó—. Debería comenzar a cambiarme en la ducha para no despertarlo— habló, al parecer para sí mismo y sonidos de cosas comenzaron a escucharse por toda la habitación, por lo que supuse que debe estar vistiéndose.

Murmuró unas cuántas cosas y se perdió en el interior del closet, permitiendo que suelte el aire que tenía retenido en mis pulmones y que mi respiración vuelva a normalizarse y mi lobo deje de correr por todos lados. Me quité todas las sábanas de encima y tiré la almohada que abrazaba detrás de mí y me senté en la cama, restregando con un poco de fuerza mi rostro y jalando mis cabellos morados hacia atrás, buscando de mejor manera poder calmarme.

—Lunas— me quejé cuando moví mis brazos hacia el frente para estirarme y estos traquearon un poco fuerte.

—Perdon si te levanté.

—¡Por la madre Luna!— grité exaltado por el susto que me dio al hablar así de sopetón.

—Eres muy asustadizo— soltó una risita y lo miré mal.

—No es gracioso, Christopher— me crucé de brazos, enojado y él hizo una mueca.

—¿Me has llamado por mi nombre? No, esto es inaceptable— sollozó y me levanté de mi lugar, preocupado.

—¿Hyung?— mis ojos se llenaron de lágrimas cuando me acerqué a él para abrazarlo, pero no me dejó acercarme.

—Te atreviste a usar mi nombre, cachorro. Eso no se le hace a nadie— volvió a sollozar, sin mirarme y se abrazó a él mismo.

—Hyung~

No me miró y solo pude retener el sollozo que quiso salir de mis labios. Mi lobo buscaba estar cerca de él, pero éste nos ignoraba y ya no pude evitarlo. Comencé a llorar y a soltar las lágrimas que tenía retenidas, buscando protección en mis brazos porque él se había enojado conmigo por haberlo llamado por su nombre de pila. Mi lobo igual comenzó a llorar dentro de mi pecho y a soltar feromonas de tristeza por hacer llorar al alfa frente a nosotros.

Un Amor Por Contrato [Chanmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora