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CAPÍTULO SIETE


bella's point of view

Sus besos cubrían todo mi cuello, acostada en mi cama con él encima mío, estaba tan nerviosa de que ninguna de las empleadas abriera la puerta de mi cuarto y se creara una de las situaciones más incómodas que viviría para mis restos, que ni siquiera podía concentrarme en lo que debería.

Estábamos los dos semidesnudos debajo de las sábanas, traté de apartar todos los pensamientos intrusivos de mi cabeza, pero por alguna razón que desconozco esta estaba en cualquier parte menos donde tenía que estar.

Escuchaba algunos gimoteos cerca de mi oído, mis manos se agarraron del cojín de debajo de mi cabeza, tratando de reprimir cualquier ruido.

Odiaba eso, y lo peor es que Lucas lo sabía. Me incomodaba demasiado no estar solos en casa, me moriría de vergüenza si alguien escuchara un mínimo ruido y no podía disfrutar nada estando pendiente a mi alrededor.

Mucho menos teniendo mi ventana a un metro de la de Pablo.

Hubo un momento en el que unos gemidos se escaparon de mi boca, y segundos después se escuchó un fuerte ruido de algo golpeando la persiana medio bajada de mi habitación.

Mierda.

—¿Qué era eso? —Lucas se acostó al otro lado de mi cama mientras hablaba entre suspiros.

—Algún pájaro tonto que se habrá chocado con la persiana. —dije lo primero que se me pasó por la cabeza, mentalmente suplicando que no se le ocurriera abrir la ventana.

Porqué el pájaro tonto tiene un nombre.

—¿Vendrás esta noche verdad? —estuve a punto de resoplar. —Y esta vez sin acompañantes de sorpresa.

Una jodida semana había pasado desde la última fiesta y ya habían organizado otra en casa de Claire.

—No sé si me apetece mucho.

—¿Tienes algo mejor que hacer? —dijo mientras se sentaba en la cama recuperando su ropa. —Venga va Bella, no seas aburrida.

—Supongo que vendré, si no me queda otra. —dije apoyándome en mis manos para sentarme con las piernas cruzadas mientras lo observaba vistiéndose.

—Te veo en un par de horas entonces. —rodeo mi cama antes de dirigirse hacía la puerta, me dio un beso lento posando sus manos en mis mejillas. —Te amo.

—Y yo. —murmuré antes de que saliera.

Me puse una camiseta larga y me puse en pie y abrí las cortinas para luego subir la persiana.

—¿Cuál es tu problema? —ni siquiera esperé a comprobar que estaba ahí.

—¿También estás enfadada después de echar un polvo?

Mis mejillas estaban sonrojadas y mi dignidad se estaba esfumando cada vez más por cada palabra que soltaba por la boca, así que opté por ignorarlo y  cerrar las cortinas pero volvió ha hablar antes de que pudiera hacerlo.

—No me molestaría el ruido si no lo hubiera escuchado más a él que a ti, pero no era el caso. —me miró con esa sonrisita altiva que conseguía sacarme de quicio solo con verla. —No te sientas mal, no es culpa tuya.

Menos mal que unos pocos metros nos separaban, porque sinó juro que ya le habría decapitado.

—¿Por qué no me dejas en paz? ¿qué es lo que quieres de mí?

I loved you 𝘗𝘢𝘣𝘭𝘰 𝘎𝘢𝘷𝘪Donde viven las historias. Descúbrelo ahora