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No sé cómo nos sigue encontrando tan fácilmente.
La tía Josephine trajo a un "novio", supuesto capitán de un barco, y obviamente el Conde Olaf.
Estamos frente a él.
-Vaya, buenas tardes niños-Finge su voz, y tiene una pata de palo que no tardo en señalarle discretamente a Klaus-Me llamo Capitán Sham, y mi hogar es el mar.
Nos miramos entre nosotros.
-Claro que no es-Dice Violet.
-Bueno, es un lago grande.
-Que ridículo-Habla el chico de lentes.
-Esta bien, esta bien, mi hogar está cerca, de un enorme lago. Es un placer conocerlos chicos.
-Ya te conocemos, Conde Olaf-Solté.
-¿¡El Conde Olaf?!-Pregunta nuestra tutora algo ofendida-¿Por qué nombrarías a una persona tan aterradora, el Conde Olaf. Y justo cuando me avalentonaba para ponerme la chaqueta. Menos mal que tenemos un capitán que puede defendernos.
-Él no es un capitán de barco. Es el Conde Olaf.
-¡Klaus! Me sorprende tu comportamiento.
-Es verdad-Dice Jenny.
-No, su gramática. No puedes decir "Es el conde Olaf". La oración correcta sería "Él es el conde Olaf"
-¿Quién es ese conde Olaf? Suena guapo-Interviene él.
-Tiene los mismos ojos, y una uniceja, justo como la del supuesto capitán delante nuestro-Expusó Jackson.
-¡Jackson! Tu gramática. Es un parche de ojo.
-Su tatuaje. El Conde tiene un tatuaje de un ojo en su tobillo izquierdo.
-Ehm...-Mire a Violet y le señalé con la mirada su pierna izquierda, en donde había un palo en lugar del resto de su pierna.
-Violet, su tobillo izquierdo fue devorado mientras realizaba su labor como agente de venta de veleros. Así nos conocimos. Estaba comprando limas.
-Ella estaba comprando limas-Aseguraron lo último al mismo tiempo y después rieron.
Que asco.
Empezaron a pelear por quién nos iba a contar su gran historia sobre el como se conocieron.
-No lo olvido. Parece que fue ayer.
-Aunque apenas fue hace unas horas-Aclaró la tía.
-Bueno... yo apenas había llegado para ya el pueblo entero estaba hablando de mi y de mi atractivo físico-Detuvo su historia para sonreír y "presumir"-Estaba dando vueltas por el mercado, cuando dije "Se me antojan unas limas" entonces me acerqué al puesto. Para mi sorpresa me encontré con una hermosa mujer-Detuvo otra vez su historia para compartir miradas encarameladas con la tía-empezamos a hablar y nos presentamos. Al final termine invitandola a salir.
