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Helaena's pov
Después de lo sucedido con Nyra y el tío Daemon, no volví a salir de mi habitación hasta que una mujer tocó la puerta y me informó que necesitaban de mi presencia.
Quize tomar un baño y al llenar la bañera, me dí cuenta que el agua estaba hirviendo. Era relajante sentír como el agua quemaba mi sangre, era muy satisfactorio.
Cambie mis atuendos y suponiendo que sería una cena, solo vestí unos shorts cortos de seda verde y una camiseta negra corta.
Bajé al comedor con prisa, tenía hambre y sueño.
─ ¡Helaena! ─ Bramó mamá enojada.
En la gran mesa había más personas, que no eran familia, me sentí muy avergonzada eh intenté cubrir un poco mis piernas desnudas.
─ ¡No lo puedo creer! ─ Gritó nuevamente mamá, con el rostro rojo por el enojo.
Daeron y Aegon iban igual o peor que yo y ni hablar de Aemond. Tenía el cabello recogido y unos pantalones grises. Además que la camiseta que llevaba era de las peores que había.
─ No específico como nos querían ─ Se defendió Aegon. Daeron se quitó la bata de dormir y me la entregó. Automáticamente me cubrí con ella.
Aún con vergüenza me senté al lado de Aemond.
─ Dejando de lado ésa... Falta de respeto ─ Habló un viejo como de cuarenta años.
─ Es un gusto conocer a la familia Targaryen ─ El tío Daemon parecía querer asesinarlo.
─ Ellos son mis hijos; Jaime y Cersei ─ Ambos susodichos saludaron cordialmente a nuestros padres.
─ Es un gusto conocerles a ustedes también, los Lannister ─ Dijo mamá bebiendo de su copa.
Los famosos Lannister estaban frente a nosotros, Aemond ahogó una risa que no fue desapercibido, mamá pateó por debajo de la mesa la pierna de Aemond y este se quejó.
─ Comportense ─ Espetó mamá enojada.
─ Yo soy Cregan Stark, es un honor para mi familia que nos hayan invitado a esta reunión, mis hijos primeros me acompañaron en esta cena, si traía a los demás, no podríamos caber ─ Me hizo reír su comentario.
Pues bien era cierto que solo eran cinco jovenes los que estaban a su lado.
La cena pasó con un buen ambiente, aún que el hombre Lannister no dejaba de mirarme. Ni el, ni su hijo.
─ Si me permite. Quisiera retirarme ─ Pidió Aemond levantándose de la mesa.
Padre asintió y antes de que Aemond se fuera, le tomé por los pantalones.
─ Yo también quisiera retirarme, estoy demasiado cansada ─ Padre sonrió y asintió, dejandonos ir a nosotros.
Al cruzar la gran puerta del comedor, sentí las frías manos de Aemond en mi cuello.
