4. Tercos y altamente competitivos.

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Zack

— Maldición. — Murmuro.

Ponerme la corbata se está convirtiendo en la segunda peor cosa que me ha pasado esta semana.

La primera fue encontrarme con Olivia y ser cortés con ella para que volviera a pisotearme.

Y yo mismo lo busqué y lo planeé.

— Zack deja de luchar con la corbata. — Evelyn toma mis manos y me mira a los ojos.

Es guapa, pero no es Olivia.

Se supone que ya la superaste.

Quito las manos de Evelyn de mi corbata y suelto un suspiro.

— Ya está. — Digo cuando hago el nudo más organizado.

— ¿Ves? — Sonríe. — Sólo estabas frustrado.

Sí, pero esta fiesta no arregla nada.

— ¿Nos vamos? — Le digo con mejor ánimo.

— Claro, quiero presumirte. — Guiña un ojo.

Sonrío.

No quiero que me presumas...

Conciencia no digas eso, ella es buena para mí y no me ha lastimado, es diferente a Olivia y necesito a alguien así.

Aunque mi problema es que no quiero lo que necesito, si no a quien hacía que mis días fueran una montaña rusa, pero ¿estoy dispuesto a que todo se derrumbe por alguien que no me ama?

Cada día desde que Olivia me dijo que no me amaba, me pregunté lo mismo y aunque la respuesta cambió del sí al no, aún no sé si la necesito o no...

***

Fuerzo la sonrisa y me despido del hombre con el que hablaba.

Otro conocido de mi padre que se sorprende porque yo esté triunfando en Londres.

Evelyn camina hacia mí con una copa de campaña en la mano.

— Zack, quita esa cara. — Evelyn engancha su brazo libre con el mío.

— Estoy un poco cansado. — Finjo un bostezo. — Pero nada más.

— Lo entiendo...¿será por esa chica? — Enarca una ceja con diversión.

Evelyn no es celosa y me dijo que si yo llegara a encontrarme con alguien que de verdad me gustara, entonces me dejaría ir con ella, aunque fuera Olivia.

— En realidad, es porque trabajé mucho en la mañana. — Miento, Olivia no ha salido de mi mente hoy.

La rubia se aparta y se para frente a mí.

— Eso quiere decir que, ¿no la has visto?

— ¿A quién?

— A Olivia. — Señala atrás de mí y sonríe sincera. — Es más hermosa en vivo que en las fotos que tienes de ella cuando tenía diecisiete.

Parpadeo sintiendo mil cosas dentro de mí.

No mires atrás, no mires atrás.

Una mujer bella está diciendo que otra, más específicamente por quién no he podido amarla, es hermosa.

— Y cuando sonríe medio salón la mira. — Baja la mirada. — No entiendo por qué no la has besado aún y le has dicho nuevamente que la amas.

Cierro los ojos y luego los abro intentando evadir la realidad.

No soy un cupido negro - Las flechas de Cupido #2Where stories live. Discover now