7. Lo disfruté.

29 8 7
                                    

Zack

— No me rendiré. — Mira mis labios.

— No me amas. — Le recuerdo, pero la aprieto más a mi cuerpo.

— ¿Eso crees? — Entrecierra sus ojos. — He mentido más que tú. 

Apoya su cabeza sobre mi hombro y la siento sollozar.

— No llores. 

— Déjame pensar que siempre estaré aquí. — Murmura. — Sólo serán unos segundos.

Son los segundos que más me han dolido...

— Tú misma me dijiste que si me acercaba demasiado no habría marcha atrás...¿también aplica para ti?

Tiembla bajo mis brazos.

Me está rompiendo el corazón verla así de vulnerable.

— Cuando cierro mis ojos lo único que veo es a ti. — Suspira. — Cuando recuerdo lo que fuimos y lo jodido que fue dejarte, me siento mal y he querido correr hacia ti tantas veces que no puedo contarlas.

La suelto, pero sus brazos me rodean con pesadez.

— No sabes lo que dices, porque estás ebria. — Lo digo más para convencerme a mí mismo.

— Sí sé. — Se separa de mí y muerde su labio inferior. — Tanto como tú...— Me señala mientras se tambalea. — ...lo sabías en esa fiesta...en la que murmuraste que te gustaba, que querías protegerme y otro montón de cosas que luego cuando me cuidaste en el hospital supe que eran parte de un sueño...

Ríe mientras varias lágrimas bajan por sus mejillas.

— Pero yo lo jodí todo, como siempre...y te hice una escena de celos, porque lo admito, estaba celosa y asustada...asustada de que pudiera ser cierto que habías estado con otra, a pesar de que no éramos nada. 

Entonces era cierto...estaba celosa.

Mis labios se curvan en una leve sonrisa, pero la borro...porque aún no me ha dicho lo más importante.

— ¿Por qué terminaste todo así? — Cuestiono.

Mi voz sale tan dura que ella da unos pasos hacia atrás.

— No. — Niega. — No puedo decirte eso...yo...yo prometí que te cuidaría y que me alejaría...es mejor que me vaya.

— Por favor, no lo hagas más difícil de lo que ya es. — Paso las manos por mi cabello. — Sólo dime y todo terminará.

— Me tengo que ir. — Se da media vuelta, pero cae al piso.

El cabello mojado le tapa el rostro y ríe fríamente.

— Me merezco esto. 

— No, Olivia, tienes la posibilidad de enmendarlo...

Intento levantarla.

— ¡No! — Aparta mis manos.

— Sólo dime la verdad. — Casi suplico y me arrodillo a su lado.

— No hay una verdad...así se dio todo...así te demostré lo que sentía...

— Mientes...me acababas de decir que habías mentido...sólo di que pasó, lo entenderé.

— Deja de presionarme...estoy harta de esto... — Me mira a los ojos. — Perdóname...y aléjate para que no me sienta más culpable.

— Ojalá pudiera perdonarte. — Me rindo.

— Lo sé...pero duele.

— Entonces dime...la verdad. — Repito.

— Perdóname y no volveré a molestarte.

No soy un cupido negro - Las flechas de Cupido #2Where stories live. Discover now