Samanta nunca se ha considerado alguien normal, ni siquiera se consideraba a si misma humana, las cosas que veía, lo que podía hacer, jamás serian comunes, ver cuando alguien iba a morir, controlar el agua y pronosticar el clima no eran cosas que pu...
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Salta aquí y allá pequeña, pronto tendrás que volver al camino.
Vive y goza como quieras, que nadie impida tu destino.
Porque cuando debas regresar, el velo que te guardara de ellos.
Se lo habrá llevado tu marido.
No llores por tu suerte, mi niña.
La luna y las estrellas te darán consuelo.
Si has seguido fiel sus designios.
Laura Salgado
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Suelo recordar la mayoría de mis sueños, me gusta leer mucho y por lo general termino soñando que estoy dentro de los cuentos de hadas que aun disfruto, cada noche o soy Blancanieves, discutiendo con los enanos porque no me comí la maldita manzana que haría llegar al clímax la historia, o, soy Aurora golpeando al bastardo que invadía mi espacio personal mientras dormía. El hada de pinocho me demandaba por romperle la nariz a su malcriado ahijado y si no soy ninguna de las anteriores termino en un espacio negro peleando con un narrador que tiene obvias intenciones de insultarme. Los sueños son mi refugio, el escape que necesito de mi realidad.
No hace falta agregar que esa habilidad también la tengo para recordar todo tipo de cosas de mi vida, las personas que he conocido hasta ahora rara vez recuerdan lo que hicieron el día anterior, que comieron en el almuerzo o cualquier cosa que no tenga importancia. Yo, por el contrario, recuerdo demasiadas cosas tanto de mi niñez, como lo que he vivido hasta el momento.
Mi infancia por ejemplo la recuerdo en su mayoría, quizá más de lo que quisiera, sin embargo, es difícil olvidar la crueldad de algunos de mis vecinos.
La mayoría de niños con poderes mágicos tienen una intuición bastante fuerte respecto a todo lo que los rodea, cuando tenía cinco la mayoría de ellos me rechazaba con excusas demasiado raras, al principio pensaba que era porque solía tener el olor la hierbas con las que mi abuela me bañaba, así que lloré a mi padre para que me comprara un perfume con olor a flores que pudiera cubrir el aroma de las plantas.
