12; Verano

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El calor ya había dominado el ambiente, con temperaturas de más de 30 grados. Y con él, las vacaciones de verano ya habían comenzado. Katsuki esperaba que alguno de sus antiguos amigos fuera algún día a visitarlo y poder jugar juntos de nuevo, pero todo lo que recibió fueron negativas por parte de las madres y padres de sus antiguos amigos.

Pero por mucho que quisiera verlos de nuevo tras casi un año separados, no le importaba para nada si nadie quería ir a verlo. No los necesitaba, y nunca ha necesitado a nadie. Estaba perfectamente bien sin ellos, ya prácticamente los había olvidado y ya apenas los echaba de menos, ahora tenía nuevos amigos y mejores, eran mejores jugando a distintos juegos. Y sobre todo, ahora tenía Eijiro, era todo lo que necesitaba para pasar un buen verano, podría estar todos los días con él durante todo el día hasta que septiembre vuelva junto con el nuevo curso escolar, y tendría un gran verano. Él es el único amigo que necesitaba durante las vacaciones veraniegas. El resto no le importaba para nada.

—Lo siento, sé que querías volver a ver a tus amigos.—Dijo Mitsuki, acariciándole la cabeza con cariño.—Pero sus madres me han dicho que no pueden, en las próximas vacaciones seguro que vienen, ya lo verás.

Él siguió con su gran ceño fruncido, pues estaba enojado, más que triste.
Pero en vez de lamentarse por tener que pasar otras vacaciones separado de sus amigos de antes decidió levantarse de su silla, y antes de que su madre pudiera decirle algo más, él tan sólo cruzó la puerta y decidió irse. Agarró su bicicleta, que estaba estacionada en un extremo del jardín, se puso un casco de color rojo y pedaleando comenzó con un agradable y largo paseo por todo el pueblo, con la esperanza de encontrar a su gran acompañante en todos sus paseos. Ahora que su bicicleta ya no tenía unos ruedines incorporados, se sentía más rápido y sobre todo, sabía que eso iba a impresionar a Eijiro para bien, por lo que, con la simple intención de presumir a su prometido aquello, comenzó a ir en su búsqueda.

Recorrió las calles, y al ver que Eijiro parecía no estar por ninguna parte, decidió dirigirse hacia uno de los muchos lugares que sabía que Kirishima solía frecuentar cada vez que tenía la más mínima oportunidad de hacerlo. Primero, decidió ir hasta el parque al que solían ir siempre cada vez que salían de clase juntos, aprovechando uno de los pocos árboles que daban sombra, decidió sentarse a descansar y beber algo de agua. No pasó mucho tiempo allí hasta que vió a la persona que esperaba dirigiéndose hacia el parque, aveces creía que conocía a Kirishima mejor que a sí mismo, sabía que tarde o temprano lo iba a encontrar allí.

—¡Ei!

El mencionado miró a su alrededor, y pronto sus miradas se conectaron, y una sonrisa enorme y brillante se formó en los labios de Eijiro, acercándose a él dando pequeños brincos de forma alegre. En segundos, ya se encontraba frente a él.

—¡Hola Blasty!

—¿Quieres que demos un paseo?—Preguntó el rubio, señalando a su bicicleta.

—¿Traes casco para mí?—Respondió con otra pregunta.

—No, sólo agarre uno.

—¡Entonces no me monto!—Exclamó Eijiro.—Mi mamá no me deja subir a la bici sin casco.

—Pues entonces toma.

Katsuki retiró su casco de su propia cabeza, que además de protegerlo de alguna infortunada caída, hacía que el sol no azotara directamente en su cabellera, una vez el casco ya estaba en sus manos en vez de estar en su cabeza, se lo puso bruscamente a Eijiro, quién tan sólo se dejó sin objetar nada, finalmente, Bakugou agarró la barbilla de su amigo y la subió para poder abrochar el casco. Y con un último click el casco quedó perfecto en la cabecita de Eijiro.

—Ya está, problema resuelto.

—¿Y tú qué?

"¿Acaso este chico no puede simplemente aceptar y dejar de poner peros a todo?" Eso era todo lo que podía pensar Katsuki, en lo difícil que era convencer a Eijiro de absolutamente cualquier cosa. Siempre seguía al pie de la letra lo que decían sus madres, pero Katsuki creía que de vez en cuándo había que ser un niño malo, desobedecer y ser travieso, —aunque eso significara que Santa los añadiría en la lista de niños malos y no recibirían regalos aquel año.— pero Eijiro era demasiado bueno. Y eso era adorable, pero a la vez, tan sólo de vez en cuándo, era molesto.

—¡No te preocupes! Ya soy experto en esto, ya no llevo ruedines, no me caeré.

Kirishima pareció sorprendido ante lo último mencionado, y olvidando totalmente el tema del casco y sus preocupaciones por la cabeza de Bakugou, se acercó más a la bicicleta para poder verla más de cerca y comprobar que, efectivamente, ya no habían ruedines en la parte trasera de la bicicleta.

—¡Katsuki, ya no llevas ruedines!—Repitió, cómo si no fuera justo lo que Katsuki le acababa de decir.—¡Wow, ya eres un chico grande!

Y olvidando todo lo anterior, finalmente accedió a dar un paseo en bicicleta. Katsuki celebró internamente esto, por fin había logrado su cometido, y felizmente comenzaron juntos un paseo, aunque Katsuki ya llevaba un buen rato dando vueltas por el pueblo y aunque hubiera descansado por unos pocos minutos, seguía sintiéndose agotado, pero por Kirishima fue capaz de seguir pedaleando intensamente todo lo que este quisiera. Fue en las direcciones que Eijiro indicó, a la velocidad que este quiso, todo el tiempo que el pelinegro quiso. Y se sintió cómo una marioneta al seguir todas las indicaciones que le daba Kirishima, sin importar cuál fuera, cómo si sus deseos realmente fueran órdenes para él, pero, ¿que iba a hacer? No iba a decirle que no a su futuro esposo. Además, ser su marioneta no sonaba tan mal cómo le había parecido en un primer momento, tal vez incluso le gustaría serlo. Porque con Eijiro todo le gustaba. El propio Eijiro le gustaba. Y tras ese agradable paseo al lado de su mejor amigo, tan sólo pudo confirmar lo que pensó en un principio: Eijiro era el único amigo que necesitaba.

•°Crayon°• /Bakushima/Donde viven las historias. Descúbrelo ahora