21; Mascota

214 49 3
                                    

10 meses más tarde.

Con el gran palo que tenía entre sus manos le da un pequeño golpe al piso de tierra, viendo cómo el barro salpicaba sus botas de agua amarillas. Con este mismo palo, que ha encontrado durante su paseo, apartaba todas las plantas que se interponían en su camino, estaba muy concentrado en llegar a un destino que ni siquiera había planeado, pero lo cierto es que se sentía como en una de esas películas de supervivencia que su padre tanto amaba ver.

Hubiera seguido así si no hubiera sentido como el barro salpicó de más en sus botas, y un pequeño grito ahogado de pura sorpresa se escuchó.
Se giró algo sorprendido, pero pronto toda esa sorpresa se esfumó en un abrir y cerrar de ojos cuando vió que tan sólo era Eijiro, quién se había caído en medio de uno de los muchos charcos de barro que se habían formado alrededor del bosque. La noche anterior había llovido demasiado.

—¿De verdad Eijiro? Eres demasiado torpe.—Lo regañó, pero aún así, rápidamente fue a su encuentro para ayudarlo a levantarse.

—No es mi culpa, nos hemos adentrado demasiado y el piso está muy mojado y resbaladizo.

—¿Te lastimaste?

—No mucho, ¡pero se me ha ensuciado mi impermeable!—Miró los restos de barro que se habían quedado impregnados en su impermeable de un chillón amarillo, y con una voz de pura queja y lástima, dijo:—¡Era nuevo!

—¡Por favor Eijiro! Sólo se ensució y ya, sólo lávalo cuándo llegues a tu casa.

Eijiro lo miró por unos segundos con recelo, mientras trataba de quitarse los restos de barro de sus mangas, sin éxito alguno. Katsuki ignorando esto simplemente volvió a caminar, y pronto escuchó los pasos de Eijiro detrás de él. Sabía que no iba a abandonarlo en esta aventura, pese a que su impermeable estuviera manchado y se hubiera hecho daño a la hora de la caída. La noche ya estaba llegando, con el sol comenzando a esconderse en el horizonte, para dar paso a la fría luna. Kirishima se acercó un poco más a él, hasta que puso sus manos en ambos hombros de Katsuki.

—Katsuki, ya casi es de noche.—Musitó con aire asustado.—Sabes que me da mucho miedo el bosque a esta hora, ¿verdad?

Lo sabía perfectamente. Pero Kirishima no debía preocuparse por absolutamente nada. No estarían mucho tiempo más allá, y él mismo se encargaría de protegerlo de los posibles peligros si fuera necesario, no por algo es su futuro esposo. Él era el mejor, y eso también incluía ser el mejor marido, por lo tanto, él cuadraría de Eijiro, se lo prometió a las madres de este.

—No te preocupes Ei, yo te voy a proteger.

Pasaron los minutos, hasta que ambos infantes decidieron que ya era hora de regresar a sus respectivas casas, la noche ya estaba prácticamente en todo su esplendor, y sus padres debían estar esperándolos preocupados para la cena. Eijiro continuaba yendo pegado por detrás de él, cómo un pequeño animalito asustado. Mientras caminaban escucharon un ruido entre las ramas, cómo el sonido que hace un animal cuando está perdido, ambos se giraron hacia las ramas de dónde provenía tal sonido, Katsuki se puso delante de Eijiro, poniendo a este hacia atrás con su brazo derecho, impidiéndole al azabache que pudiera caminar hacia delante, cómo si entre esas ramas de ese arbusto se escondiera la bestia más grande y peligrosa de todas. Pero grande fue la sorpresa de ambos cuando Katsuki con su palo retiró las ramas y ambos vieron que tan sólo se trataba de un pequeño perro callejero.

—¡Un cachorrito!—Kirishima fue corriendo en su dirección, agarró al pequeño perro entre sus brazos y acarició sus pelajes blancos como la nieve.

—Dejalo ahí, debemos irnos antes de que nuestros padres se preocupen demasiado.

—¡No podemos dejarlo sólo!—Exclamó, espantado ante la simple idea de dejar aquel perro dónde lo habían encontrado.—Es de noche, estamos en un bosque, él es muy pequeñito y luce asustado, ¡tenemos que llevarlo a algún lugar!

—¿Y dónde lo llevaríamos?—Se acercó a Eijiro, quién estaba agachado, con el animal aún entre sus brazos.

—¡Podría quedarme con él y llevarlo a casa! Puede ser mi mascota, siempre quise tener un perrito.

Bakugou no pudo negarse.—Está bien, nos lo llevamos. Pero ten cuidado, no te caigas mientras lo tengas en brazos. Le puedes hacer daño.

—¡Sí!

✿◉✿◉✿◉✿

Decidió acompañar a casa a Eijiro, tan sólo para comprobar que tanto él cómo el cachorro que llevaba consigo estuvieran sanos y salvos. Podría haber simplemente dejado a Eijiro sólo, tan sólo tendría que recorrer una simple calle hasta llegar a su propia casa, pero dudaba mucho si sería buena idea dejar a alguien cómo Eijiro volver sólo a casa en la noche, y más con un cachorrito cómo ese adorable perro.

—¡Creo que lo llamaré Suki!

—¿Suki?

—¡Sí! ¿Te gusta?

—No, creo que es horrible.—Dijo, pero realmente, no lo consideraba tan horrible, tan sólo le gustaba llevarle la contraria a Eijiro y ver cómo respondía ante esa situación.

—¿En serio es horrible? A mí se me hace lindo...

—Creo que puedes hacerlo mejor, eres el niño con más imaginación del mundo.

El de cabello negro miró a su alrededor por unos cuántos y largos segundos, pero no encontró nada que pudiera servir como un nombre para su mascota, por lo tanto, se puso a recordar. Cuándo sus tripas hambrientas rugieron como un león, no pudo evitar acordarse del delicioso KitKat que había comido antes de salir con Katsuki.

—¡Ya sé cómo se llamará!—Exclamó emocionado.—¡KitKat!

Katsuki lo miró extrañado, pero después, simplemente no pudo evitar sonreír.—A esto me refería. KitKat es mucho más original.

—¿Crees que mis mamás me dejen tenerlo en casa?

—Bueno, siempre puedes darmelo a mí, ambos somos sus papás no solo tú. Y si mi mamá tampoco me deja, tendremos que intentar dárselo a alguien que conozcamos, o llevarlo a un refugio.—Contestó.

Eijiro miró triste al pequeño animal que estaba medio dormido en sus brazos. Ya le había agarrado cariño, esperaba que le dejaran quedarse con él .












•°Crayon°• /Bakushima/Where stories live. Discover now