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Nota:

Como no hubo un voto ganador, voy a juntar las dos opciones anteriores. ¡Disfrutad leyendo!

(Narra-Marinette)

Jonathan y yo nos callamos de golpe al ver la puerta abrirse. Jonathan se levantó de la silla y yo permaneció en silencio. La persona que había detrás de la puerta la abrió completamente, dejando ver quien era. Solté un leve suspiro al ver que tan solo era Mer, quién venía a sacarme de ahí. Emocionada, esbocé una gran sonrisa en mi rostro y la miré. Tenía una expresión seria y también me miraba. Cerró la puerta con cuidado y avanzó un par de pasos hacia nosotros.

-Sabía que vendrías - sonrió Jonathan.

-Como sea, pero tenemos que irnos rápido - se apresuró a decir. Yo me puse algo nerviosa, mientras jugaba con los dedos de mis manos -. He oído a Kagami que...

No pudo terminar la frase. Kagami irrumpió en la sala, abriendo la puerta de golpe, haciendo un fuerte ruido y dejando una marca en la pared. Se me erizó la piel y empecé a sudar, muy asustada. Kagami miraba amenazadoramente a Jonathan y a Mer, mientras entraba con grandes zancadas. Entraron dos guardaespaldas más, detrás de ella. Empecé a moverme, intentando desatarme. Tenía los ojos cristalizados y se me nublaba la vista. Miré a Jonathan, y lo único que vi fue su rostro aterrorizado que tenía los ojos fijos en Kagami. Mer estaba muy tensa.

-Vaya, vaya... Os habéis portado muy mal, chicos - pasó por al lado de Mer, tocando su hombro y susurrándole -. ¿Qué debería hacer con vosotros?

Se me puso la piel de gallina hasta a mí y los dos empezaron a temblar levemente.

-¿No contestáis? - siguió hablando ella -. ¿Debería, tal vez... eliminaros?

-¡No! - contestó deprisa Jonathan y, arrepentido, se llevó las manos a la boca. Podía ver sus ojos cristalizarse y que se le inundasen de lágrimas.

-¿Qué has dicho? - se acercó a él lentamente y puso su mano en el cuello del chico, haciendo poca presión -. ¿Te atreves a desafiarme?

-N-no... - susurró, temblando. Kagami hizo más presión hasta llegar al punto de que casi no podía respirar.

No sabía que hacer, ni cómo reaccionar ante eso. Tan solo no pensé en lo que iba ha hacer, así que grité:

-¡Basta! - Kagami redujo su fuerza y se giró para verme. Yo me puse nerviosa y sentí como me empezaban a sudar las manos -. Quiero decir... él no tiene la culpa, fui yo quien insistí. Castígame a mí - justifiqué con la voz temblorosa.

Kagami pareció pensárselo un poco, pero finalmente hizo un gesto para que los guardaespaldas se llevasen a Mer y a Jonathan y nos dejasen a Kagami y a mí solas. Jonathan me miró con pena y agradecimiento, luego desapareció al otro lado de la puerta.

Kagami se acercó a mí con una sonrisa pervertida y el terror me invadió. Sentía mucho miedo y tan solo pude reprimir mis gritos mientras ella pasaba sus manos por mis piernas al descubierto. Me dio un escalofrío y Kagami fue ascendiendo hasta llegar a mi pantalón. Quería llorar y huir, pero no podía. Ya era tarde

(Narra-yo)

Jonathan y Mer salieron de la sala acompañados por el otro guardaespaldas. Estaban realmente asustados. No sabían que podían hacer para ayudar a Marinette, pero querían ayudarla. Sentían que eso era lo correcto.

-Oye - dijo Mer, que en su mente ya estaba pensando en idear un plan, mirando al guardaespaldas -, yo tengo que vigilar a unos muchachos.

-¿Y qué quieres que te diga? - contestó con un tono frío.

-¿A dónde estamos yendo?

-A una habitación. Os tendré ahí vigilados.

-Yo no puedo ir, puede que esos chicos logren escaparse. La chica parecía muy astuta.

El guardaespaldas se lo pensó un poco y terminó accediendo a dejarla ir a vigilar a Nino y a Alya.

-Pero me quedaré contigo - dijo señalando a Jonathan -. Tú no tienes excusa. Y, si veo que haces algo raro, señorita, tendré que encerrarte y la Srta. Kagami ya decidirá que hacer contigo - terminó de hablar con un tono amenazador.

-Está bien - dicho eso, empezaron a dirigirse hacia el cuarto en donde estaban Alya y Nino. Al llegar a la puerta, Mer y Jonathan se dieron la mano y Mer entró a la sala. Jonathan suspiró y el guardaespaldas lo empujó para que siguiese andando hacia una sala vacía donde lo tendría vigilado.

Llegaron a la sala y Jonathan estaba muy nervioso. Miraba hacia todas direcciones y tenía miedo. El otro guardaespaldas tan solo lo miraba fijamente de vez en cuando, mientras fumaba apoyado a una pared.

Mientras tanto, con Mer...

Mer entró rápidamente a la sala y abrió su mano. Cogió el papelillo que le había dado Jonathan y lo miró. Parecía un número de teléfono. Nino se había quedado dormido y Alya seguía en el suelo, moviéndose y mirándola mal.

-Perdón - se limitó a decir y la puso bien. Alya casi le muerde la mano, pero ella la apartó antes.

-Hija de puta - susurró.

-Entiendo que estés enfadada conmigo, pero te tengo que contar algo muy importante.

Alya tan solo la miró y Mer empezó a contarle todo desde cero. Alya escuchó bastante horrorizada, pero se calmó al saber que Jonathan y ella estaban dispuestos a ayudarlos.

-Entonces - siguió contando Mer -, Jonathan me dio este papel - le mostró el papel a Alya -. Es un número de teléfono y en la parte de atrás hay un nombre escrito.

-¿Qué dice?

-Pone: "Chloé Bourgeois". ¿Sabes quién es? - a Alya se le iluminaron los ojos.

-¡Sí! Es la novia de mi amiga, Marinette. Si la llamas, podría sacarnos de aquí - dijo emocionada por la posibilidad de huir de esa prisión -. ¡Nino, despierta! - le gritó a su novio para que se levantase -. Tenemos una oportunidad para salir de aquí - el chico despertó y le mostró el pulgar hacia arriba, para luego volverse a dormir.

-Sí, eso sería genial, pero hay un pequeño problema - Alya borró su sonrisa -. Me tienen prohibido tener teléfono móvil.

-Yo tengo - Mer se ilusionó -. Pero me lo requisaron al llevarme aquí.

-Creo que puedo saber dónde está.

-¿Pues a qué esperas?



Hola!

Siento mucho la demora, ¿os ha gustado?

Nos leemos







-Kai

Yo también puedo ser una heroína (Chloenette)Kde žijí příběhy. Začni objevovat