Visitas inesperadas

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- ¿Lila y tú estuvieron juntos?- Pregunté a Kaz con incredulidad, honestamente tenía otra imagen de él en mi mente.

- Al menos un año, pero el romance y este trabajo rara vez prosperan de verdad. ¿Por qué tan sorprendida?- Me miró algo picaro, curioso por mis motivos.

- Primero... Uhm, pensé que eras homosexual, segundo... Tengo un problema con Lila.- Dije sonrojada por la equivocacion con él, y luego un poco mas desanimada por mencionar los segundo, cosa que él notó al instante.

Se acercó a mí para examinarme un momento, luego decidió oler el aire a mi alrededor un poco.

- Bueno, en primer lugar, es un error común, pero no me gustan las etiquetas... Le entro a todo lo que considere lindo.- Dijo algo pícaro pero luego continuó.- Segundo, yo te llevaré tu ropa de aquí en adelante, Lila acostumbra a hacer travesuras, de las cuáles intuyo, eres víctima y por eso viniste a hablar. La ropa que llevas tiene su perfume, ella abusa de las pociones afrodisíacas para cautivar gente o por deleite propio, aunque a ella no le afecten.

Mi sonrisa y sonrojo lentamente se transformaron en enojo, incluso luego de lo que había pasado ella seguía intentando drogarme. Antes de que pudiera quejarme, el puso un dedo en mis labios a símbolo de callarme y continuó.

- Esta ropa que usas es de ella, probablemente el perfume lo tiene de antes de que tu llegaras, siempre lo pone en su ropa, y está tan acostumbrada que ni siquiera siente los efectos en si misma, solo los usa por el olor. Si bien también usa la poción en su cuerpo y labios para el trabajo, estoy seguro de que lo de la ropa fué un accidente.

- Así que ella me dió su ropa... Bueno, pero eso no la excusa de besarme mas temprano y toquetearme.

- Oh, veo por donde va el problema... Bien, haremos una cosa, espera aqui mientras busco una muda de ropa que no esté contaminada, no queremos otro incidente. Luego de eso, ire a buscar a Lila y hablaré con ella, a ver si la puedo hacer entrar en razón.

Asentí y me senté en la cama del hombre y en cuanto se fue me quité la ropa rápidamente, frustrada y decepcionada, cubriendome con las sábanas hasta que volviera.

- Ugh, no puedo creerlo, al menos Kaz intenta ayudarme...- En cuanto me quite la ropa que me dio Lila, mi cuerpo se sintió mas ligero y relajado. ¿Ella vivía asi todo el tiempo? No podía imaginarlo.

Kaz volvió enseguida con una remera blanca y unos pantalones azules. Bastante comunes, sin ningún encanto pero en cuanto me los acercó, senti un ligero olor a lavanda, pero ningún agregado, era simplemente ropa limpia.

- Gracias, de verdad.

- No hay problema linda, como dije, voy a traerte la ropa de ahora en adelante, obviamente con mejor gusto... Y mientras, te enseñaré un truquito para detectar si la ropa está "perfumada".

Él agarró la ropa que Lila me dió la acercó al calor del fuego de una vela, pero no para quemarlas. Luego de unos segundos, unas chispas de color rosado seguidas por un humo del mismo color que se desvaneció inmediatamente.

- Los perfumes son altamente inflamables, y por el color del humo, se sabe el tipo. La llama no es tan caliente como para quemar la ropa, y puedes asegurarte de que no quedan residuos.

- ¿Por qué Lila hace esto? No entiendo...

- Por la misma razón que corté con ella. Es algo intensa, le gusta demasiado usar las pociones, adora la adrenalina de distintas maneras, era cleptómana en la calle por necesidad, pero también por placer, hasta que la matriarca la trajo y la adrenalina del sexo se volvió un poco más adictiva. Con las personas que quiere... Bueno, trata de controlarse, hasta que no puede e intenta hacer que los que quiere, le den lo que quiere.

- ¿Quieres decir que ella intentaba que yo...?

- No asumiría nada si fuera tú, te hablo desde mi experiencia, pero ten cuidado con ella, es buena persona, pero tiene sus detalles, como todos.

Asentí y suspiré algo decepcionada, ahora dudaba completamente de las intenciones de Lila, me basaba en las palabras de Kaz claro, pero también tenía que recordar que ella era quien me sacó de prisión y quién se aseguró de que yo estuviera bien y comoda.

Me terminé de vestir y me levanté, dirigiéndome a la puerta.

- Gracias Kaz, iré a cenar si no te molesta, tengo mucho en lo que pensar.

- Nos vemos querida, estaré aquí por si me necesitas.- Contestó él en un tono algo preocupado, pero me resigné a seguir hasta el salón comedor.

Vix ya estaba sentada, varias de las chicas también. Lila y la Matriarca aún no llegaban, pero no me concentraría en eso ahora.

Vix me miró y levantó una ceja levemente.

- Estoy confundida, en tus ojos hay una mezcla entre angustia, placer, cansancio pero no por trabajo y... Tus pupilas están algo dilatadas. ¿Qué pasó?

- Larga historia, pero se resume a Lila.

- Lila... Entiendo, luego me cuentas. Espero esta noche tengas más modales, ayer diste asco.- Su cambio de actitud coincidió con la aparición de los meseros, y mientras ella se llevaba la copa con vino a la boca, me guiño un ojo.

- Aprendí mi lección Vix, no volverá a suceder.- Agaché la cabeza y fingi estar apenada. Luego de unos instantes, sirvieron la comida y comenzaron todos a comer, incluso si Lila y la Matriarca no habían llegado.

Un mesero se acercó a Vix y lr susurró al oído, ella asintió y comenzó a comer también.

- La Matriarca no se presentará a cenar, unos invitados llegaron sin anunciarse y ella fué a atenderlos personalmente. Te sugiero que termines de comer y vayas a tu cuarto lo antes posible.- Vix me dijo y asentí. La velada continuó normalmente, las chicas riendo y bebiendo, los chicos agrupados en una de las esquinas de la mesa, y podía distinguir mucha más gente que ayer, se me hizo raro ver algunas orejas y colas, no sabía que había gente de razas mágicas en Cor, aunque ahora que lo pensaba, habían algunos dibujos en el libro de Vix.

Seguí comiendo por unos instantes hasta que la curiosidad me ganó sobre los invitados de la Matriarca, me levanté para acercarme a Vix e intentar obtener algo de información, antes de que pudiera hablarle, uno de los camareros le dejó una nota a Vix, y luego de que ella la leyera, frunció el ceño.

- ¿Sabes quienes son las visitas?- Susurré a su oido y ella asintió, luego terminó su copa de vino, no sin antes derramar un poco en su ropa y me agarró la muñeca para llevarme lejos mientras que gritaba sobre como había "ensuciado" su atuendo.

Me llevó hasta la cocina donde los meseros estaban preparandose para servir mas comida, y ella me trajo hasta lo que parecía ser un ascensor pequeño, de los que se usan para llevar bandejas a otros pisos.

Ella me metió adentro y sin explicarme mucho, e hizo señal a los meseros se que continuaran sus labores.

- Ve hasta tu cuarto y encierrate hasta que vaya a buscarte.

- ¿Q-Qué está pasando? ¿Quienes vinieron a ver a la Matriarca?

- Son guardias del reino, Marilin, asi que hazme caso y vete a tu cuarto.- Exclamó y cerró la puerta del ascensor, las poleas comenzando a moverse y llevandome arriba.

Estaba jodida, iban a encontrarme y volverían a encerrarme, estaba paralizada del miedo y no podía moverme del ascensor, no tenía escapatoria.

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Buenas gentesita hermosa ¿Cómo están? Espero esten disfrutando. Vamos por el décimo capitulo y debo admitir que estoy amando escribir esta historia.

Espero les esté gustando. Quiero saber sus dudas, teorias, comentarios... ¡Siempre estoy contenta de leerlos!

Un abrazo enorme, ¡Zoe Out!

La Madriguera de la ZorraOnde histórias criam vida. Descubra agora