Hogar, triste Hogar

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—Pues verás, todo pasó desde que era una niña. Las lágrimas brotaron de los ojos de la chica

— Yo... Y la voz de Aidar fue interrumpida por la de Zola

— No puedo recordar, Aidar. Estaba desesperada, a punto de romperse.

Esto se estaba saliendo de control, significa que Zola estaba al límite de su corta vida.

— Descuida todo estará bien, vamos a Arken y recordarás todo. Eso sonó bastante idiota de parte de Aidar

- No llores, Aidar, esto tarde o temprano iba a pasar -

No quería que ella se fuera, era como una hermana para el.

— Pero hay una cosa que podemos hacer. Y se secó las lágrimas de su rostro, ya que era una chica que no le gustaba llorar.

— ¿Enserio?

— Si, solo tenemos que ir a Tukkna.

— Pero eso está muy lejos. Contestó con un poco de decepción.

— Pero tenemos tu NTE.

— Entonces vámonos. Dijo Aidar, tomando la mano de Zola

— De verdad estás desesperado

Los planes de vuelo eran los siguientes, irían a Tukkna para conseguir lo que sea que fuera a necesitar Zola, a Arken para ver qué tal estaba ese planeta y por último irían a Tartán para que Aidar terminará sus lazos con Dorian.

Hace mucho  que Aidar no piloteaba una nave, pero creía que podía hacerlo.

— Bienvenido de vuelta. Decía una pequeña voz femenina con un toque robótico.

— Muéstrame la ruta más corta a Tukkna.

— Eso es terreno desconocido ¿Desea continuar? Si solo estaba programada para decir ciertas cosas.

— Si.

— Reconocimiento de voz... Acceso permitido

Cuando salieron de la atmósfera, Aidar parecía un niño en una juguetería, al ver de lo que estaban rodeados, miles de galaxias y estrellas

— Ponte el cinturón, Zola. El chico le ordenó a la de cabello rojizo, mientras se ponía su casco. - Usaré el motor de pulso, así que no te muevas.

No tardaron mucho en llegar su primer destino, un planeta que parecía como si estuviera en pausa.

— Así que prácticamente es una guerra interplanetaria. A Aidar se le veía la cara de desepcion a través de su casco color gris.

— Me pregunto ¿Porque necesitan el tiempo esos Holmas? Zola también traía un caso y su mirada era vacía.

— ¿Qué estamos buscando? Cambio rápidamente el tema Aidar.

— La sangre de una criatura común de este planeta.

— ... Aidar la vió con rareza, por alguna extraña razón, algo no andaba bien

A Aidar se le dificulta encontrar cosas y más cuando eres una persona que se le olvidan fácilmente las cosas y pierde frecuentemente sus pertenencias.

— Lo encontré. Gritó la chica que sostenía una copa llena de sangre.

— ¿Qué carajo es esa cosa? Dijo el chico viendo con asco lo que sostenía en sus manos.

— Es sangre...Con esto puedo recuperar mi memoria. Y la chica bebió lo que había en la copa.

— ¡Qué asco, Zola! Aidar tenía tanto asco que tuvo la sensación de que vomitaría.

El chico del espacio Donde viven las historias. Descúbrelo ahora