Dedicarse a lo que uno ama nunca fue fácil, menos a principios de los 70s, donde Mia Leone , una escritora principiante y soñadora conoce a Robert De Niro, un apasionado actor que sueña con ver su nombre junto a las grandes estrellas de cine en la p...
Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
⋆⭒˚。⋆☁︎⭒˚。⋆ Oigo una voz familiar que me saca de mis pensamientos. Me vuelvo a sentar hacia delante de nuevo y lo miro de reojo, vislumbrando una camisa color beige elegantemente dentro de un pantalón marrón de pana, su cinturón negro enrollado en ellos.
Estoy demasiado ansiosa para buscar confirmación. ¿Es él?.
-Lo siento, Mia- Me dice de la misma manera triste. Levanto la cabeza con cautela para observarlo. Ojos suaves y almendrados, pestañas movidas, mandíbula fuerte y él pequeño lunar. Sí, es él. -¿Dónde quiere sentarse?-Pregunta la camarera dos mesas atrás. Un rápido -Puedes sentarte conmigo- se resbala de mis labios, e inmediatamente siento necesidad de darme una bofetada, no sé si tengo tiempo para él.
-¿Estás segura?- pregunta vacilante.
-Si, no hay problema- es lo único que logro decir.
Toma asiento frente a mí y la camarera le entrega el menú. -Estaré contigo en un minuto- dice ella. Si claro.
Robert solo está pasándose los dedos por el cabello, algo inquieto y por supuesto que no me está mirando, mira hacía el mostrador como si estuviera pasando algo más emocionante.
-Yo, no te seguí hasta aquí, si eso es lo que estás pensando-. Toma una pausa como si estuviera pensando cada palabra antes de emitirla, cosa que envidio un poquito, al contrario de él, soy muy impulsiva en mi lenguaje. -Lamento haberte molestado antes, por tirar bebida encima de tu vestido-.
-No lo hiciste- miento, en su momento me había enojado un poco.
-Permitime dudar- suavizó la frase con una sonrisa al final.
-Bueno, un poco si- le devolví el gesto. -Estaba de mal humor, la pasé mal en el trabajo, y esa fiesta, solo me hizo sentir que no encajo en absoluto y...- Me detuve porque siento que estoy contando demasiado.
Me mira con sus ojos suaves y tristes -Yo también me siento así, si te hace sentir mejor, me siento así bastante seguido-. Y una pequeña risa salió de él. No merezco su simpatía. -¿Si?- preguntó sintiendo algo de lástima. -Si-.
La camarera vuelve hacia nosotros moviéndose tan rápido como puede.
-Bueno, díganme, ¿Qué quieren?-
-Agua helada- digo-, y un sándwich con pan blanco.
-Café Negro, por favor- dice, mi nuevo acompañante.
Ella anotó todo -Esta bien, en unos minutos vuelvo- Y se dirige a la cocina.
-¿Café negro a esta hora?, ¡Estarás despierto toda la noche!- digo, y él asiente como si fuera el plan.
-Si, lo sé- Dice con naturalidad, y dejó escapar una risa confundida.
-Bueno, ¿Por qué querés estar despierto toda la noche?- otra risa se escapa, esta vez a mi.