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La noche anterior acompañé a Robert hasta el bar en donde trabaja.
El estaba muy triste, decidí pararlo en el camino, pero el seguía caminando, estaba perdido en sus pensamientos.

"Rob, espera". Él reaccionó y me miró con esos ojos almendrados, que ahora estaban tristes.

"Lo siento Mia, realmente lo siento" puso sus manos en mis hombros.
"No te disculpes Robert, todo fue culpa de Joey, pero no quiero hablar de eso, ¿sabés?. Eres actor, en el trabajo deberías suponer que estás interpretando a un personaje."

Me miró con una mueca que decía ¿de verdad me estás diciendo algo así?. Yo solo lo miré a los ojos tratando de mostrarle tranquilidad, quería que cambie su ánimo.

"Tienes suerte de ser tan linda" me dijo Robert. "Lo intentaré" acarició mi cabello y seguimos el camino en silencio pero con un aura distinta.

•••

Mis padres me miraban con furia en los ojos. Habían descubierto los incidentes, y Joey dijo que Robert era mi novio, y ahora estaban regañándome sin piedad. No entendían que solo éramos amigos y que aquel incidente en el trabajo había sido un acto de defensa.

Mi madre, con la voz entrecortada por la ira, me espetó -¡Mía, cómo pudiste ocultarnos algo así! ¿No te hemos educado mejor que eso? No quiero ni pensar qué dirá la madre de Joey cuando se entere de lo que has hecho-.

Traté de mantener la calma, aunque la tensión me invadía por completo. -Mamá, papá, por favor, escúchenme-. Les supliqué.
-No hay nada entre Robert y yo- Todavía nada oficial, pensé. -Solo somos amigos, y Joey se está haciendo la víctima. Además, no tengo nada que ver con lo sucedido-.

Mi padre se levantó de su silla, enfurecido. -¡No quiero oír tus excusas, Mía! Eres una desgracia para esta familia. ¿Cómo pudiste meterte en problemas de esa índole? ¿Qué pensarán los demás de nosotros?-.

Las lágrimas empezaron a empañar mis ojos, pero me negué a dejar que me dominaran. -Yo no hice nada malo, papá- repliqué con voz temblorosa.
-Joey fue quien hizo comentarios homofóbicos hacia el padre de Robert, yo quedé petrificada, realmente no sabía que hacer, no sabía como reaccionar-.

Mi madre me fulminó con la mirada. -No quiero oír más excusas. Lo único que has logrado con tus acciones es arruinar nuestra reputación y meternos en problemas. Joey es el hijo de nuestra mejor amiga, ¿cómo pudiste ser tan irresponsable?-.

La opresión en mi pecho se volvió insoportable. Me sentía atrapada entre las expectativas de mis padres y la injusticia de la situación. Sabía que tenía que hacer algo, no podía dejar que mi relación con Robert y el incidente en el trabajo destruyeran mi vida.

Decidida a encontrar una solución, me levanté de la silla y les dije -Está bien, si creen que soy un problema y una desgracia para esta familia, entonces haré lo que sea necesario para demostrarles lo contrario-.

Mis padres me observaron desconcertados, sin saber a qué me refería. Pero no tenía tiempo para explicaciones.

Cuando se hizo la hora del fin de trabajo para Robert, Salí de mi casa en silencio para ir a buscarlo, necesitaba su apoyo más que nunca.

Me dirigí al bar italiano donde trabajaba, con el corazón latiendo con fuerza en mi pecho. Mi mente se llenaba de dudas y temores, pero tenía que enfrentar la adversidad.

Cuando llegué, estaban las luces del bar apagadas, me asusté, pensé que ya se había ido.
Cruze en frente y ahí estaba, fumando un cigarrillo. Su mirada se encontró con la mía y una mezcla de sorpresa y preocupación se reflejó en su rostro. Apagó el cigarrillo y vino hacia mí.

Pero se acercó a mí y me toma en los brazos tan extasiado, me abraza y levanta mis pies del suelo.
-Lo siento, pensé en ti toda la noche ¿sabías?-.
-¿sí?- En mi estómago se encontraba un acróbata ahora mismo.
-Pense en ti, y eso me hizo seguir-.

Podría derretirme ahora mismo.

-Yo también pensé en ti-.
Él no dice nada, solo me mira fijamente, paralizado. Una pequeña sonrisa se asoma en su rostro.

-¿Qué?- le pregunto un poco avergonzada, mis mejillas comienzan a arder.

-No lo sé-.

-¿No lo sabés?-

-Realmente me gustas, Mia- Dice mirándome lentamente el rostro. Sus ojos aterrizan en mis labios. Descanza un dedo gentil debajo de mi barbilla. Y dejo que suceda.

Deje que me besara.

Respiro con fuerza por la nariz, un poco sorprendida al principio. No estaba segura de donde iban sus manos.

Mis manos se deslizan de su espalda hasta su cuello, y él toma mi rostro delicadamente con sus hermosas manos. Es tierno, cálido y natural.
Sus labios son una antorcha, todo mi cuerpo es fuego artificial y estalla.

Y cuando lamentablemente termina, se aleja de mis labios. Sus ojos están caídos y soñadores. Su voz es suave y grave.
-Eres muy bonita ¿sabías?-. Frota sus manos suavemente arriba y abajo de mis hombros.
Miro hacía abajo y lejos de él, una sonrisa tímida se dibuja en mi rostro.
Toma un mechón de mi cabello largo y lo coloca detrás de mí oreja. Sus dedos se demoran en mi oído. Es tan gentil y cuidadoso. Apoyo mi cabeza en su pecho y cierro los ojos.
-Tu cabello es tan hermoso-.

Quería decirle que era la mejor persona que tenía en este momento pero en lugar de eso -Estoy tan agradecida de haberte conocido-
Y me largo a llorar, al punto de mojar su camisa.
-Mia ¿que pasa?-. En tono preocupado y sorprendido. Mientras me deja llorar sobre él.

Respiré hondo y suspiré.

-Robert. Mis padres me tratan como si fuera una delincuente, y creo que es hora de que les demuestre que están equivocados-.

Me tomó de las manos con ternura. -Vamos a resolver esto juntos, Mía. No permitiré que te hagan sentir así. Eres valiente y fuerte, y sé que puedes superar cualquier obstáculo-.

Sus palabras me llenaron de valor y fortaleza. Sabía que estaba en buenas manos, que Robert estaría a mi lado pase lo que pase.
-Mia,quiero que sepas algo, a veces la gente que más uno quiere dice las cosas más hirientes, pero muchos no piensan antes de hablar, no te deberías sentir así-. Secó las lágrimas que se posaban el mis mejillas.
-Además, alegras mi vida siempre que apareces en ella-.
No sabía que decir, solo seguía llorando pero ahora era tristeza con tintes de emoción.

Caminamos juntos por las calles, alejándonos de la opresión y la negatividad que reinaban en mi hogar. En ese momento, sentí que nuestra relación se convertía en algo más profundo, en una complicidad que nos uniría por mucho tiempo.

No sabía qué desafíos nos esperaban, pero estaba dispuesta a enfrentarlos con determinación y amor. Juntos, Mía Leone y Robert De Niro, nos enfrentaríamos a cualquier obstáculo que se interpusiera en nuestro camino.

Wildest Dreams • Robert De NiroWhere stories live. Discover now