Capitulo 24. Michelle Raxton; el talón de Aquiles.

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Se le ve lastimado y cansado. La morfina aún no abandona su sistema del todo, por lo cual se siente ligeramente adormilado y alejado de la realidad.

Lo están llevando a la sala de juntas en silla de ruedas, no pudieron lograr que se pusiera de pie, su espalda le duele tanto que el dolor se expande hasta los huesos de las piernas. Simplemente, dejaron de funcionar correctamente. Se acalambraron.
Así que fue transportado por Vaegan, haciendo un papel excelente de “esposo” preocupado, frente a los empleados de la casa, quienes ni siquiera quisieron mirarle del miedo que le tienen.

Finalmente, llegaron a la sala de juntas, Vaegan abrió la puerta y empujó la silla de ruedas con Scott en ella. Los hombres que vinieron para la reunión, rápidamente se pusieron de pie, mostrando respeto, al gran alfa de Nyx.

—Buenos días, caballeros —Hablo el más joven en la sala, siendo empujado hasta su lugar; la cabeza de la mesa. —Espero el motivo de su llamado valga la pena, señores.

—Joven Raxton… —Su manera de decirlo fue clara; su tono de voz decía; “¿Pero qué le ha pasado?” Se le notaba algo preocupado, nervioso, confundido. ¿Quién se atrevería a hacer algo así? ¿Quién tiene la fuerza o el poder de hacer algo así? En su cabeza no hay forma de entenderlo, y como no supo qué decir, simplemente trato de disimular… —Lamentamos haberlo llamado tan repentinamente, pero deseábamos tratar asuntos urgentes con usted…

Scott asintió viendo el papeleo en la mesa, frente a él,  soltando un suspiro agotado. Aquel papeleo era algo que parecía fastidioso y que posiblemente le llevaría resolverlo más horas de lo que parece.

—No tiene de que preocuparse, es mi deber atender tales necesidades… Pero por favor, les pediré que sean lo más breve posible.

Todos asintieron y la reunión comenzó cuando el último integrante llegó a la reunión.

Dentro de la habitación de juntas, justo ahora, hay seis hombres; Vaegan, Aeran, tres viejos alfas que están a cargo de algunos sectores importantes en Nyx, y el sexto hombre no es nada más ni nada menos que Kastar, uno de los antiguos miembros del consejo de Nyx; La persona que justamente Scott necesita.

Los asientos en la mesa ovalada se distribuyen de tal manera; Scott a la cabeza y en el lugar más importante, Aeran del otro extremo de la mesa como el segundo más importante, Vaegan en los asientos laterales; justo por el lado derecho de Scott, como su esposo y luego Kastar. Del otro lado están los tres viejos alfas y no hay nadie más presente.

Están allí para tratar asuntos relacionados con la llegada de Konrad a Nyx. Pues no es fácil simplemente aceptar a una gran cantidad de personas en la manada. Deben saber dónde les pondrán un campamento en una zona funcional, como los alimentarán, que restricciones les pondrán, como manejaran la entrada y salida de barcos de carga, cuando habrá destructores, clase Arleigh Burke en el puerto, estáticos, limitando la llegada de los demás barcos.

Y todo, sin revelar información confidencial del ataque a Central. Así de complicada e importante es la reunión. Es algo urgente, y más por qué deben arreglar tales asuntos en menos de diez días.

—¿Podríamos comenzar con la reunión, señores? Díganme cuáles son los asuntos que buscan resolver con urgencia, encontraré una solución lo antes posible.

Los hombres quisieron decir algo más, pero algo en sus conciencias les pesa. Hay un ambiente sumamente pesado. No hay que ser un genio para poder notar el rostro GOLPEADO de Scott. Tiene un ojo hinchado y los labios partidos a mordidas, la nariz hecha mierda y las mejillas golpeadas, rojas y moradas a un punto enfermizo.

Además, APESTA a feromonas…

Y Vaegan libera justamente esas mismas feromonas con mucho orgullo, tratando mostrarle que aquel que lo impregnó, fue él. Haciendo que el ambiente se sienta aún más tensó y a los presentes, se les dificulte hablar con comodidad.

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