El pálido escuchó la pequeña notificación en su teléfono haciendo que se lanzará rápidamente sobre su cama para tomarlo. Al ver que se trataba de Jimin sintió un gran calor recorriendo su cuerpo.
–¿Por qué tenías que responder? -Repetía una y otra vez con voz baja.
¿Te gustaría leerlas?
11:17 p.m.
No... solo era una simple pregunta.
11:19 p.m.
De acuerdo.
11:20 p.m.
El pelinegro soltó un suspiro aliviado, comenzando a cambiar su acelerado corazón por uno que emanada felicidad pura, pues ahora sabía que aún podía mantener ese tipo de contacto con Jimin al no tenerlo cerca. También se sentía tranquilo por saber que Park tuvo una pubertad loca hace algunos años, y que lo que había leído no tenía nada relacionado con él y su pasado.
A decir verdad Yoongi recordaba muy poco sobre su infancia. Tal vez los buenos momentos vividos con su tío y el rubio lo habían hecho olvidarse de todo lo malo que pasó. Aún así no podía olvidar las pequeñas cicatrices que aún se mantenían vivas en algunas partes de su cuerpo, pero algo de menor importancia. Lo que sí iba a cobrar relevancia sería el largo cuestionario que le haría Park al día siguiente, pues el tío Yejun ya lo había delatado acerca de la carpeta.
–¿Y bien? -Jimin se había acercado de forma peligrosa a él.
–¿Bien, qué?-Cuestiono de vuelta con algo de molestia en su rostro. Jimin jaló su silla frente a él.
–Dices que solo leíste lo necesario, pero sabes sobre las últimas hojas. -Yoongi volteó el rostro lejos de la penetrante mirada del rubio. –Voy a ser honesto... se que leíste todo, tu tío me dijo. -Cruzó los brazos satisfecho por obtener una rápida mirada de asombro.
–Tal vez lo leí, pero si te importa que lo haya entendido, no, no entendí nada. Hora de irme. -Con su cuerpo arrimó la silla en la que estaba hacia atrás para ponerse de pie.
–Espera, ¿por eso me preguntaste sobre las historias que escribía antes? No tiene nada que ver en absoluto entonces. -Cruzó los brazos al ver que el pelinegro detenía sus pasos.
–Dije que no me interesaba. -Dio media vuelta. –Pero, podrías decirme a quién te referías cuando escribiste eso.
Jimin dudó un poco antes de responder. –¿Qué tanto quieres saberlo? -Yoongi encogió sus hombros. –Necesitarás más determinación que esa para que pueda decirte la verdad. -Y esta vez fue el rubio quien salió primero de la oficina en la que se encontraban.
Yoongi solo se quedó de pie ahí, fue como si estuviera tratando de descifrar algún mensaje oculto entre las palabras de aquel chico inconsciente. Jimin hubiera hablado sobre todas esas notas sin dudarlo un segundo, pero al recordar que sería una cantidad de información abrupta para el menor, lo consideró.
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–¿Hay algo que deba saber? -Cuestionó entrando a la oficina del mayor.
–¿Algo sobre qué? -Su tío levantó la mirada hacia el frente. –Si es sobre la carpeta, tenía que hacerlo. Fue raro para Jimin saber que la había encontrado de la nada en nuestra casa.
–Además de eso... que fue poco ético de tu parte, hay algo que me incomoda sobre él. Ya le pregunté sobre el tema, o eso creo, pero él solo huyó del lugar. -Caminó hasta el escritorio y tomó asiento en una de las sillas frente a este.
–Siento que no fuiste muy directo con él, tal vez debiste tratarlo como a mi cuando quieres saber sobre tu sorpresa de cumpleaños. -Soltó una leve risa haciendo enojar un poco al pálido. –Escucha, si quieres saber sobre las notas en su carpeta, primero tenemos que ir a un par de lugares primero. Mañana será san valentín y no creo que quieras llegar con las manos vacías ¿o sí?
El pelinegro lo miró confuso, frunciendo el ceño y haciendo una mueca de asco al saber que su tío llevaría de nuevo a aquella mujer a su casa para tener una cena junto, como una familia, tal vez.
–Podemos invitar a Park si quieres, solo si quieres. -Añadió al imaginar lo incómodo que sería para su sobrino estar solo en un ambiente poco conocido para él.
–Solo si quiero. Está bien. -Le restó importancia y tomó el par de hojas que sostenía su tío entre sus manos. –Ahora entiendo, este año sí que te lucirás. -Mencionó al ver la lista de actividades que tenía planeadas el viejo para llevarlas a cabo en la empresa.
–Tu también participarás, así que un rato más iremos al centro comercial. Si quieres ver a los empleados y reírte de ellos, por lo menos vendrás con buenos obsequios. -Le advirtió de antemano.
–Tsk, solo traeré un buen obsequio para él... es lo que quieres ¿o no? -Enarcó una de sus cejas y sonrió de forma ladina. Su tío asintió suavemente.
En sus planes también estaba reconciliar a ese par de enemigos temporales, por que solo era cuestión de tiempo para que volvieran a ser el dúo que el tío Yejun tanto apreciaba.
