little flower | Aquel Alfa estaba tan enamorado de aquel Omega que parecía no notar su presencia. Adoraba observarlo todos los días, su belleza no tenía descripción y quería intentar todo para captar su atención |
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🌸 !
TaeHyung tocó la puerta de madera frente a él y esperó pacientemente por alguien. Era un sábado en la tarde y el Omega se encontraba en frente de la casa de JungKook para visitar a los bebés gatunos.
Alzó su rostro cuando escuchó la cerradura ser girada y así la puerta se abrió, mostrando a un pequeño niño que tenía que alzar su rostro para verlo. TaeHyung sonrió dulcemente al ver el rostro del infante, uno que se parecía mucho al de JungKook.
─── ¡Hola! ¿Quién eres? ─── Preguntó con una sonrisa radiante que hizo reír a TaeHyung.
─── Soy TaeHyung, vivo justo al lado y quisiera ver a JungKook. ¿Está aquí? ─── Preguntó luego de señalar su casa de al lado e inmediatamente escuchó el nombre del Alfa, gritó su nombre y luego salió corriendo dejando solo a TaeHyung.
─── ¡Geon-Hu! ¿Qué te he dicho de abrirle la puerta a extraños? Es peligroso ─── La voz de JungKook se escuchó y mientras regañaba al menor, se acercó a pasos largos hacia la puerta, viéndose sorprendido en que el rostro del Omega apareció. ─── TaeHyung ───.
─── Hola, JungKook. Traje comida para los gatitos ─── Dijo con una sonrisa mientras dejaba ver lo que sus manos sostenían detrás de su espalda.
JungKook se vió tímido cuando TaeHyung ingresó a su casa por primera vez, siendo el primer Omega que dejaba hacer eso. Sus padres estaban en el supermercado y dirigió al castaño hacia el enorme patio trasero en donde los gatos estaban.
TaeHyung sonrió en el momento en que vió a los pequeños gatunos corretear de un lado a otro en el enorme jardín con hermosas flores alrededor. Prontamente, estos parecieron notar su presencia y corretearon hacia él mientras maullaban, necesitando algunas caricias.
Se agachó y extendió su mano hacia ellos, acariciándolos.
─── Son muy tiernos ─── Dijo sonriendo grandemente, mirando a su lado encontrándose con JungKook quién ya se había agachado a su altura.
─── Sí, lo son ─── Respondió mientras le miraba, sonriéndole.
TaeHyung se vió sonrojado y apartó la mirada con timidez.
Al cabo de unos minutos, TaeHyung sacó de su bolso unas mandarinas, silenciosamente ofreciéndole una a JungKook y por una fracción de segundo, sus manos se chocaron provocando una extraña sensación en ambos.
Lo sabían, pero decidieron quedarse callados disfrutando del sabor agridulce de las mandarinas mientras observaban a los bebés gatunos jugar entre sí.
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