13. Lo siento

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Sin soltar mi mano avanzó hacia otra parte conmigo, alejada de nuestras amigas y al parecer de toda la gente.
Los fuegos artificiales se veían aún mejor ahí, ¿O era mi imaginación?


El silencio se apoderó del ambiente durante algunos minutos, aún con Momo tomando mi mano con delicadeza.

No quería que fuera incómodo aquel momento, así que mientras miraba el cielo esperando el siguiente color que lo iluminara, traté de pensar en qué decir, pero su dulce voz interrumpió mis pensamientos.

—Perdón por traerte aquí de la nada, es solo que traté de hablarte en todo el día, pero no encontraba el momento, menos después de que me dieras el peluche y todas nos vieran de esa forma —habló rápidamente.

Asentí, y traté de acomodar mi mano sobre la suya pero ella lo interpretó como señal de incomodidad e hizo que su piel dejara completamente el contacto con la mía.

—Está bien, ¿Qué pasa, Momo? —cuestioné sin mirarla, porque estaba segura que apenas me diera la vuelta quedaría completamente débil ante ella y su mirada.
O tal vez la parte más imprudente de mí se lanzaría a besarla para tener de vuelta el aliento que me arrebata el simple hecho de tenerla cerca.

—¿Puedes mirarme?

Por favor, no... Podía pedirme lo que fuera excepto eso, si nuestras miradas se conectan no seré capaz de contenerme. En nada.

—¿Para qué? —un nuevo color iluminó el cielo con esa pregunta.

Tal vez sonó un poco cortante e insensible, pero quería asegurarme de que era totalmente necesario mirarla y no solo se trataba de una sugerencia, algo que podía descartar si así lo deseaba y que no hubiera consecuencia alguna.
Pero ella estaba determinada a que se cumpliera lo que deseaba.
Me tomó por los hombros y poco a poco me giró hacia ella, obligandome así a enfrentarla y mirar su hermoso rostro, con esos ojos que contenían el universo entero.

—¿Podemos hablar sobre lo que pasó? —fruncí el ceño—. Por favor, prometo no enojarme como esa vez en tu casa.

Era verdad, la discusión de aquel día es el por qué siento la barrera entre nosotras, acompañada de una peculiar incomodidad.
Asentí y sus manos abandonaron mis hombros para entrelazarse y jugar con sus dedos nerviosamente.

—Lo siento, Sana... No quería comportarme de esa forma y alejarte, perdón. Tampoco quería responder así al mensaje que me enviaste, estaba molesta.

Oscuridad y un nuevo color en el cielo, mi corazón latía lento, con la misma velocidad en la que veía desparecer la iluminación artificial.

Recordar aquella discusión me hizo sentir molesta.
Momo me pidió disculpas, pero ¿Por qué una parte de mi seguía molesta? ¿Por qué no era suficiente?
Tal vez porque no entendía la razón de su enojo y el hecho de que le molestaran tanto mis interacciones con Dahyun... Si estábamos a punto de hablar sobre lo que pasó, sería todo.

—¿Vas a responder lo que te pregunté esa vez? —evadí la disculpa por el momento.

—¿Cuál de todas las preguntas?

—¿Por qué me besaste ese día?

Gracias a Tzuyu que se coló en mis pensamientos desde ese día fue que esa pregunta salió de mis labios, ella me impulsó a preguntar para dejar de sacar conclusiones acerca de ese estúpido beso.

Tal vez ese era el momento.

—Por favor, Sana, eso no —suspiró y bajó la mirada.

O tal vez no lo era.

Go Back For Me | SamoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora