Aonung tenía una misión.
Neteyam una fe ciega que pronto iba a perder.
Jake y Tonowari asuntos que atender dentro de sus mafias.
Y todo se entretejía creando un gran problema que los involucraría a todos.
¿Cómo iba a terminar todo aquello?
Ya había pasado varios días en los cuales habían comprado lo necesario para sus clases, alistando sus horarios y organizando sus agendas.
Por fin, era mañana.
Mañana entraría a la escuela.
El chico dio pequeños saltos yendo hacia el cuarto de su hermano, donde también se encontraba Spider y Kiri.
- ¿Ya alistaste todo Net?
- Desde ayer.
Su hermana rio y rodo los ojos, era muy organizado en ese sentido.
- Espero que nos toque juntos.
- Hablen por ustedes, yo soy mayor y ninguno podrá estar en mi curso.
Dijo haciendo un pequeño puchero, antes de tomar un cubo rubik de la mesa de noche de su hermano y comenzar a descifrarlo.
- Pobre de ti, aunque seguro tendrás muchos amigos.
- Eso espero Spider.
Todos se despidieron y cada uno fue a su cuarto, pues ya era de noche.
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A la mañana siguiente Neteyam se levantó a las 5:30, se metió a dar una ducha caliente. Cuando salió se colocó una crema que se ponía diariamente con esencia de frutos del bosque, le gustaban los aromas frescos pero ligeramente dulces.
Pasó sus manos por aquella cicatriz que tenía en su brazo derecho, partía desde su codo hasta su hombro, ya estaba cicatrizada.
Un recuerdo del porqué se había tenido que ocultar por 10 años.
Agitó su cabeza quitándose ese pensamiento, y se apuró a vestirse con unos jeans de mezclilla, una playera blanca ligeramente pegada, sus anillos y algunos collares.
Bajó a la cocina, encontrándose a Kiri y a Spider.
- ¿Y Lo'ak?
- Se acaba de despertar, dice que desayunará en el coche.
El mayor rodó los ojos y soltó una risa, siempre era lo mismo con su hermano.
Desayunaron cereal con un pan tostado, después de eso se dirigieron a sus recamaras para agarrar sus mochilas.
Salieron de la casa y se subieron al auto, donde ya los esperaban sus padres.
- Hola mis niños. ¿Listos?
Dijo Neytiri mirándolos y extendiéndoles 50 dólares a cada uno.
- Para que coman en la escuela.
Los tres agradecieron y Neytiri miró confundida a los tres.
- ¿Y Lo'ak?
Justamente el chico había llegado corriendo subiendo a la camioneta, con la respiración agitada y unas galletas en la mano.
