Capítulo VI - Cita y castigo

9.5K 794 330
                                    

Dipper se levantó. Estaba feliz y algo asustado.

Se cambió de ropa y tranquilamente guardó en su bolsa un libro, el móvil, los auriculares, la cartera y pañuelos.

Cuando se acercó a la puerta, una mano en su hombro le giró de forma brusca.

- ¿A dónde crees que vas? - le preguntó Ford.

- Voy a salir con mi amigo Alex, tengo el permiso de tío Stan y Gideon me va a cubrir hoy - explicó su sobrino.

- En casa antes de las nueve, o no te abro la puerta - ordenó Ford. Dipper no tenía llaves, se las quitaron para poder ponerle hora límite y encerrarlo en su habitación y otras cosas.

- Sí tío Ford - contestó Dipper, saliendo de la cabaña antes de que le pusiera una condición imposible de cumplir.

Fue al bosque y esperó unos minutos leyendo su libro favorito, El hogar de Miss Peregrine para niños peculiares, hasta que apareció Bill.

- Hola Pino - dijo apareciendo por detrás suya.

- Hola Bill - saludó el castaño de vuelta - ¿Que es eso?

- Son flores, para ti - le dijo el demonio mientras le entregaba un lindo ramo de rosas.

- Son muy bonitas, Bill - dijo Dipper.

- Lo sé, ¿Quieres llevarlas contigo durante la cita o las guardo en un lugar seguro y te las devuelvo cuando vuelvas a tu casa? - preguntó el rubio.

- ¿Las... Las podrías guardar? Es que es un ramo enorme - pidió su novio.

Bill chasqueó los dedos y de pronto las flores no estaban ahí.

- Bien Pino, ¿Has desayunado? - preguntó el demonio.

- No - el castaño se dió cuenta de que se había olvidado de comer algo antes de salir.

- Bueno, vamos a comer algo - dijo el rubio.

Le llevó a uno de esos restaurantes para gente fancy y le dejó pedir lo que quisiera, él pagaba todo.

De vez en cuando le robaba un beso. Nadie notaba nada raro, a nadie le importaba que dos homosexuales estuvieran comiendo con ellos.

Salieron después de una gran comida, probablemente la primera que tuvo Dipper en varios meses.

Se pasaron horas en el pueblo. Nadie notó que dos chicos estaban agarrados de las manos y besándose de vez en cuando gracias a Bill, que no quería que nada arruinara la cita con su Pino.

Fueron a la feria, Bill ganó un enorme peluche de gato para Dipper, el cual lo aceptó encantado.

Comieron algodón de azúcar y varios otros dulces.

Se subieron a la montaña rusa, donde Dipper casi se queda afónico de tanto gritar.

Fueron a la casa del terror, donde nada daba miedo en comparación al bosque, pero igualmente Dipper usó la excusa de que estaba asustado para agarrarse al brazo de Bill.

Tras eso, anduvieron un rato por las tiendas del pueblo, donde encontraron a...

- ¿Paz? - preguntó Dipper emocionado.

- ¡Dipper! - exclamó ella girándose.

Se saludaron con un abrazo.

- ¡Te he echado de menos! ¡Pensé que moriría sin tus estupideces paranoicas o tus teorías tan idiotas! - dijo la chica dramáticamente, para luego reír de forma pija.

- ¡Yo también pensé que me moriría sin tus críticas sobre la ropa de la gente o sin tus constantes quejas sobre tus padres! - respondió Dipper de forma igual de dramática, y riendo de forma pija también.

Mi Pino [Billdip]Where stories live. Discover now