—¿Acaba de abandonar un ferrari?— El corazón de Gaia se detuvo al momento que escuchó esas palabras salir de la boca del otro periodista. Era la tercera carrera del año, año que se suponía que iba a ser de los tifosis. —Charles Leclerc está fuera del Grand Prix Australiano. Creo que fue Stroll el que lo tocó.
Tal y como Fernando había dicho, la repetición mostró el toque entre Charles y el piloto de Aston Martin. Esta vez, no hubo gritos. Parecería que hasta el mismo Charles estaba cansado. Su voz en la radio... si él perdía las esperanzas, ¿qué le quedaba al resto? Todavía faltaba más de media carrera, y Gaia sólo quería agarrar sus cosas e irse.
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Uno nunca está preparado para relatar una carrera tan complicada. Obviamente, hubo carreras mucho peores. Gaia no quiere ni imaginarse cómo sería relatar un accidente en el que alguien pierda la vida y, siendo honesta, rezaba para que nunca tenga que pasar por eso. Pero aún así, Australia 2023 había agotado a todos.
La argentina no supo nada más de Charles durante la carrera, las cámaras nunca lo volvieron a enfocar. Gaia tenía pensado ofrecerle su apoyo al llegar a la habitación, pero apenas se recostó, sus ojos se cerraron.
Hasta que su celular estalló.
¿Quién estaba mandando tantos mensajes a la maldita madrugada?
Agarrando el celular, Gaia prendió el velador y se sentó en la cama. Al parecer, cierto francés necesitaba que le conteste inmediatamente.
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