Por tres meses, las conversaciones entre Gaia y Charles se mantuvieron cortas. A ambos les afectaba la distancia, pero después de unas semanas se dieron cuenta que era lo mejor.
El monegasco comenzó terapia. Al principio, no hablaba. Sólo se sentaba en el largo sofá, completamente en silencio. No era que no quería hablar, sabía que le iba a ayudar. Pero sentía que las palabras no querían salir de su pecho, como si se hubiesen encerrado bajo llave para quedarse por el resto de su vida.
Pero, después de una carrera horrible, la cuál trajo noches de insomnio y mejillas húmedas, Charles comenzó a hablar. Y una vez que lo hizo, sentía que no podía parar. No era fácil, muchas veces salía de esa habitación sintiéndose peor que antes, pensando que realmente no valía la pena abrirse de esa forma. Tenía miedo de que sus secretos salgan a la luz, que sus fans se enteraran de que tan dañado estaba y decidieran que simplemente no valía la pena seguir a alguien así. Sin embargo, cuando pasó una hora maldiciendo a su equipo, llorando descontroladamente por no poder cumplir con el deseo de otros, se dió cuenta que su terapeuta no contaría absolutamente nada.
Desde ese momento, Charles comenzó a cambiar.
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Gaia tuvo que volver a cubrir las carreras de forma presencial. El equipo había entendido la situación, pero ya había pasado demasiado tiempo trabajando de forma virtual. Al principio, había dudado si decirle al monegasco o no, sin saber como este iba a reaccionar a su regreso. Camila no era de ayuda, la chica llevaba un tiempo actuando raro, las conversaciones eran muy cortantes de parte de la castaña, lo que llevó a que se distancien. Al final, la pelirroja se decidió en mandarle un mensaje apenas aterrizó en Italia.
Monza siempre sería especial para ella. Al fin y al cabo, fue la carrera que la lanzó de lleno en su trabajo. Y donde conoció a Charles por primera vez.
Durante los tres meses que habían pasado, Charles no había sido el único con cambios. Ferrari había pasado por un momento bastante duro, Fred se había cansado del mal estado del equipo y despidió a varias personas durante las cortas vacaciones. Muchos pensaron que esa decisión arruinaría a Ferrari aún más pero, de alguna manera, el auto número 16 se encontraba peleando por el tercer puesto en el campeonato. Su compañero de equipo no se encontraba muy lejos, la cantidad de puntos que tenía le permitían estar cómodo en el quinto puesto.
Charles tardó cuatro horas en contestar el mensaje de la pelirroja. Lo había visto durante una reunión con el equipo, prefiriendo contestar una vez desocupado.
buen día, Charles. Quería comentarte que
me tocó venir a Monza. Si querés, nos podemos juntar. Acabo de llegar.
