Capítulo 6: Escapar

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Despierto de golpe, miro mi alrededor asustada, mi respiración se acelera al igual que mi corazón y el aparato que controla mi ritmo cardíaco suena como si fuera a explotar, un grupo de personas con batas blancas entran por una puerta y me rodean.

—Tranquila señorita, tranquilícese no le haremos daño solo queremos ayudarla— dice una mujer joven, de a poco me fui tranquilizando, la mujer sonríe al ver que el aparato que controla mi ritmo cardíaco volvió a estabilizarse.

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Ha pasado una hora desde que desperté, ya me sacaron el respirador al igual que la intravenosa y me hicieron un par de estudios. Escucho el ruido de alguien tocar la puerta:

—Adelante—

Una señora mayor entra con un carro en el cual lleva un montón de bandejas con comida, detrás de ella entra un doctor con unos papeles que parecen ser los resultados de mis estudios y también entra un hombre con una chaqueta de cuero marrón, remera negra, jeans oscuros, zapatos de vestir negros y gafas de sol oscuras, las cuales las lleva puestas no sé por qué ya que en la habitación no hay un solo rayo de sol, aún así se ve ridículo, esas gafas no se le ven bien.

La enfermera pone la bandeja de comida en una mesita y acerca esta hacia mí, no le presto mucha atención a ella ni al médico que se ve que claramente me está hablando, estoy más atenta al hombre que entró, no me da buena espina. Él parece notarlo porque mueve su cabeza en mi dirección, confirmando que también me está mirando.

—Señorita Ruth, ¿me está escuchando?— el doctor hace señas frente a mi rostro, lo observo.

—Lo siento no lo escuché, ¿qué decía?—

—Le decía, que sus estudios salieron excelentes, y siendo sincero estoy muy sorprendido con su caso— se cruza de brazos, mi ceño se frunce levemente— Mire le explico, el accidente que usted tuvo es de ser bastante grave, tanto para incluso poder matarla, pero no fue así, según sus radiografías usted está completamente ilesa, no tiene nada, absolutamente nada, no tiene ni siquiera daño cerebral. Esto es algo impresionante, en mis años de carrera jamás he visto algo parecido, señorita Ruth, usted debería estar muerta— dice entre asustado y sorprendido de lo que acaba de decir, trago una sonrisa al imaginarme la cara de Jayme pero la cambio por una de sorpresa.

—No sé qué decirle doctor, estoy igual de sorprendida que usted— agarro la gelatina que se encuentra en la bandeja y le empiezo a quitar la tapa.

—Bueno eso es todo, te dejaré a solas con el detective Torres, él le hará un par de preguntas— se retira de la habitación dejándome sola con el hombre.

—Buenas señorita Ruth, ¿cómo se encuentra?— pregunta con una sonrisa mientras se quita las gafas de sol, lo miro incrédula.

—¿Y cómo creé que se encontraría usted después de un accidente?— pregunto dándole un bocado a la gelatina, hago cara de asco respecto al sabor.

—De seguro como esa gelatina— bromea aún con una sonrisa.

—¿Así de repugnante o...— lanzo la gelatina a la basura— así de desechable?-

—¿Sabes cuánto se tardan y lo considerados que son los del personal para hacer esa gelatina?— agarra el pote de la basura— Y tú la desperdicias así como si nada— me enseña el pote de gelatina.

—Créame, se tardan más en convencer a los pacientes de que ellos hicieron la gelatina cuando en realidad todos sabemos que es comprada y que lleva— trato de leer la fecha de caducidad— dos semanas caduca guardada bien en el fondo de una nevera. Además no eres considerado si estás enfermando a los pacientes con gelatinas feas, sabiendo que cuanto más pacientes, más trabajo y más sueldo porque vives en un pueblo chico— me encojo de hombros— Cada quien con su locura— finalizo para darle un mordisco al sándwich de atún.

DeimonWhere stories live. Discover now