Capítulo 20: El Hombre.

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Giro mi cabeza al escuchar un ruido en los arbustos, un concejo blanco salta y se acerca al lago, regreso mi cabeza al agua. Un minúsculo sonido se repite de entre los arbustos, suspiro fingiendo no haberlo escuchado, hasta que vuelve a repetirse y ruedo los ojos con aburrimiento.

Cansada de su tardanza y su inútil intento de no ser descubierto libero uno de los cuchillos, y lo lanzo con fuerza hacia los arbustos al tiempo que miro como Ryan lo atrapa con la mano antes que le de en la cara. Sonríe un poco mientras juega con él y se acerca hacia mí.

—Admito que tienes buena puntería—

Me lanza el cuchillo, lo atrapo en el aire.

—Y tú buenos reflejos— aprieto un poco los dientes por el dolor de mi abdomen. Finjo que no me duele, lo miro con cansancio— ¿Qué haces aquí?—

Él agacha un poco la cabeza.

—Quería saber cómo estás. ¿Cómo te sientes?—

Lo miro con cierta burla por la pregunta.

—Como si una mujer lobo me hubiera mordido el brazo y luego me apuñalara en el abdomen— me encojo de hombros— Lo normal- se ríe un poco.

—Soné como un estúpido. ¿Verdad?—

Asiento.

—También te comportaste como uno—

Levanta la cabeza y me mira directo a los ojos.

—Lo siento, lo digo en verdad. No debí dudar de tu forma de enseñar—

—Sí, no debiste—

Nos quedamos en silencio, uno que no tarda en romper.

—Supongo que ya recibí mi merecido— lo miro confundida.

—Aún no te hice nada—

Señala los arbustos con una sonrisa avergonzada.

—Cuando venía para acá me tropecé con una rama y me golpeé con una roca— se levanta la remera y veo el moretón en las zonas de las costillas, reprimo una risa— Y cuando te vi hablando con Matt, ese conejo me mordió el cuello— ahora sí me reí. Eso lo hace sonrojar un poco, se ríe conmigo.

—De seguro se dio cuenta que andabas de chismoso—

—Tal vez— me sonrío y se sentó a mi lado— Traje unas cosas para curarte— levanta lo que tiene en sus manos, no me había dado cuenta que tenía un estuche de primeros auxilios.

Niego.

—No es necesario—

Si sigues mintiendo te crecerá la nariz.

—Deimon, puede que Matt te haya creído pero a mí no me engañas—

¡Aleluya! Este hombre no se traga tus mentiras.

Nadie pidió tu opinión conciencia.

No respondí, solo levanté mi remera y le mostré la herida, él solo se le quedó viendo por unos segundos con los labios apretados, levantó la mirada hacia mis ojos, solo asentí y corrí la cara hacia un costado. Lo escuché sacar unas cosas del estuche y comenzó a curarme, me quejé un par de veces pero lo que más me dolió fue cuando tuvo que coserme. Odio las agujas.

—Auch—

—Lo siento. Creí que te podías auto curar—

Aprieto los dientes al sentir la aguja entrando a mi piel.

—Solo cuando son heridas superficiales, heridas como esta requieren de más fuerza. Me podría desmayar—

Me vendó el abdomen y prosiguió con el brazo, este no me dolió tanto por suerte. Termina de poner la cinta en la venda y guarda todo, se levanta, extiende su mano y me ayuda a ponerme de pie.

DeimonWhere stories live. Discover now